#quedateencasa, pero optimizando el consumo eléctrico porque, precisamente, es en el hogar donde siempre debe empezar el ahorro energético.
24 horas al día. Se está mucho más tiempo en las casas que antes y es más necesario que nunca. Trabajar, cocinar, lavar, informarse, entretenerse, aprender, … En las últimas semanas todos los hogares se han convertido en improvisadas oficinas, guarderías, escuelas, patio de juegos o, incluso, restaurantes para toda la familia. Todo eso y mucho más. La vida ahora es de puertas para adentro y asomándose por las ventanas. ¡Afortunado el que tenga una terraza en estos tiempos! Lavadoras, lavavajillas, televisores, consolas y frigoríficos están funcionando a pleno rendimiento. A lo que ahora se han sumado ordenadores, impresoras, y todas las herramientas de comunicación necesarias para poder hacerlo todo sin salir de casa. Sí, 24 horas al día.
La eficiencia debe ser entendida siempre como el modo de hacer las mismas cosas de siempre, pero utilizando menos energía
Mayor consumo doméstico de electricidad. Así, lo más probable es que más de uno se haya empezado a preguntar a estas alturas de la cuarentena por el importe del próximo recibo. Pues hay buenas noticias. Luz sin cortes porque ahora es más necesaria que nunca en todos los hogares sin excepción. Además, su precio ya ha caído en los mercados mayoristas debido al cese de parte de la actividad empresarial. Más electricidad y más barata. Es previsible que esa menor demanda del comercio y la industria se traslade a la factura de la luz con un ahorro de en torno al 10%. Eso sí, no para todos. Solo aquellas familias que estén acogidas a la Tarifa Oficial o a otras similares del mercado libre como la Cristalina de Próxima Energía podrán beneficiarse.
Mientras, lo que sí se puede ir haciendo en todos los hogares es evitar que el consumo en estos días se dispare más de lo necesario. Pequeños gestos que, sin salir de casa, ayudan mejorar la eficiencia energética y favorecen el ahorro. Para eso, tal y como siempre explica Jorge Morales de Labra, hay que ser conscientes de que cuando se habla de electricidad y hogar, las acciones para reducir el consumo se pueden concentrar en tres grandes grupos. Empezando por (1.) las estructurales, todas las que tienen que ver con el aislamiento de la vivienda. Le sigue el llamado (2.) consumo fantasma, el de ciertos dispositivos electrónicos que, aunque aparentemente desconectados siguen utilizando energía. Por último, están las relacionadas con la (3.) eficiencia energética y utilización de determinados electrodomésticos de uso cotidiano.
Como ahora mismo no es posible salir de casa para comprar burletes para puertas y ventanas, regletas con interruptor, más bombillas LED o una nevera con mejor clasificación energética, lo mejor es centrarse en la correcta utilización de estos últimos, ¿verdad? Por algún sitio hay que empezar a ahorrar energía…
El frigorífico se abre y se cierra unas 10 veces diarias de media y ahora que se está más tiempo en casa… A mayor número de aperturas, el gasto aumenta. ¡Hasta un 20% más!
El mejor lugar para hacerlo es, precisamente, en la cocina y con el frigorífico. Ya no debería ser ningún secreto para nadie que es el electrodoméstico que más consume de toda la casa. Responsable de hasta el 25% de todo el recibo de la luz. El que está más tiempo encendido y el que más gasta. Por eso hay que vigilar y mucho cómo se utiliza. Colocarlo lejos de fuentes de calor y separado de la pared, abrir y cerrar la puerta solo lo necesario, aprovechar el frío de los alimentos al descongelarlos o seleccionar la temperatura más adecuada, no solo aumentan su eficiencia, sino que, además, mejoran su funcionamiento. Solo para hacerse una idea, cada grado de menos puede suponer un incremento de hasta un 5% más en la factura.
La energía necesaria para hacer funcionar la lavadora tan solo supone el 10% del coste total de cada lavado
Lo mismo sucede con la lavadora. La subcampeona del consumo energético en el hogar. Eso sí, utilizarla es más barato que ir a una de las lavanderías que todavía están abiertas. Tan solo el 10% del coste de ponerla en marcha es electricidad. Mejor, una vez más, quedarse en casa. Sin embargo, su gasto en energía hasta se puede multiplicar x4 con tan solo subir la temperatura en cada ciclo de los 30o a los 60o. La clave, de nuevo, está en la temperatura, pero también en llenarla hasta un 80% de su capacidad y en utilizar los llamados programas ECO. Más ahorro de agua y energía, aunque tarde un poco más en finalizar la colada. Así, incluyendo luz, agua, detergente y suavizante, el precio de poner la lavadora en casa cuesta de media 1 euro.
Al lavar a mano un solo cubierto ya se gasta más del doble de agua que en un lavavajillas completo y al fregar seis se van por el desagüe 200 litros de agua
Aún hay más, porque si alguien está pensando que ahora que está más tiempo en casa es mejor fregar los platos a mano, que se olvide ya mismo. Está demostrado que, a partir de 6 cubiertos completos, lavarlos en el lavavajillas es lo más eficiente y económico. Por el gasto en agua, sobre todo. Más barato incluso que poner la lavadora. Entre 30 y 60 céntimos de euro por lavado incluyendo todos los gastos. Además, los modelos con lavado ECO no solo dejan los platos exactamente igual de limpios, sino que, además, consumen de media un 20% menos de electricidad y otro 16% de agua. Ahorro importante para las familias cuando más lo necesitan. #quedateencasa, pero ahorrando electricidad porque, precisamente, es en el hogar donde siempre debe empezar el ahorro energético.