La magia de la energía se complica (o se simplifica) con la llegada del almacenamiento para participar en los diferentes procesos del sector eléctrico y aportar valor en todos sus ámbitos.
Tan sencillo como apretar un interruptor y tan complicado como que se encienda una bombilla. ¡El gran misterio de la electricidad! Se está tan acostumbrado a verlo tantas veces al día que lo que extraña es ya que no se encienda. A veces pasa. No es magia, pero sin duda el sistema eléctrico es el mecanismo más complejo que ha creado el hombre. Nunca antes un gesto tan simple había encerrado por detrás tal cantidad de desarrollo tecnológico. Increíble, pero es que, además, requiere que en tiempo real se esté igualando constantemente la oferta y la demanda. A cada minuto se produce exactamente la misma cantidad de producto que se necesita. Más difícil todavía y eso es algo que no pasa en ningún otro sector industrial. Ni siquiera en el resto de mercados energéticos. Todos pueden almacenar parte de la producción.
El coste ponderado de la tecnología de litio está en torno a 150$/MWh, según Bloomberg. A ese precio ya es competitivo respecto a las plantas de punta de gas en gran parte del mundo.
Desde el grano de trigo o el agua para tiempos de hambre o sequía hasta el carbón, el gas o el petróleo que también son energía. Todos se pueden almacenar menos la electricidad y eso lo complica un poco (más bien bastante). Tanto que durante muchos años su almacenamiento se ha concentrado en el agua. Sí, a través de los recursos hidroeléctricos y ahí acababan sus posibilidades. De los pocos bienes de primera necesidad que apenas se podían guardar y reservar para el futuro. Sin embargo, en la última década las posibilidades han aumentado con el desarrollo de una tecnología que tiene al litio como protagonista. Como las baterías de los móviles y de los coches, pero a lo grande. Ya es una realidad que puede empezar a competir en muchos mercados. Será determinante si se habla de Transición Energética.
Por si todo esto fuera poco, además, la cosa se complica por el gran desarrollo que están viviendo las renovables. Energía eólica y fotovoltaica que, por supuesto, requieren de algún complemento para cubrir las horas en las que no hay sol o viento. Fundamental, por tanto, desarrollarlas un poco más para cumplir con el objetivo de cero emisiones en el año 2050. Y es que las posibilidades del almacenamiento pueden llegar mucho más lejos de la cogeneración. Hasta 15 servicios diferentes se podrían beneficiar según un informe de The Rocky Mountain Institute. Por supuesto, dependiendo de su ubicación en el sistema. Desde los propios de red como estabilidad o control de tensión, hasta otros más próximos a la demanda. Todos de gran utilidad como optimización de potencias contratadas o maximización del porcentaje de autoconsumo.
El precio de la luz en el mercado mayorista es ya tan bajo durante las horas de sol que se hace necesario capturar la diferencia con respecto a otros horarios. Lo natural, hacerlo con baterías.
Tan interesante como lleno de posibilidades: el futuro. Por este motivo, Jorge Morales de Labra ha participado en el webinar de la Unión Española Fotovoltaica en el que, precisamente, se ha hablado del futuro del almacenamiento. Y antes de empezar siquiera, lo que más le ha llamado la atención es que la legislación española aún ni contemple la figura del almacenador. No, no aparece específicamente. A día de hoy, almacenar energía solo es posible si está vinculada a una planta de generación o a una de consumo. No hay más opciones. Lo que limita muchísimo sus posibilidades de desarrollo. Así, solo los promotores de forma individual se plantean dejar espacio para el almacenamiento al construir una nueva planta fotovoltaica. La forma más natural de recuperar la diferencia de precios entre las horas de luz y otras más caras es la batería.
Para seguir avanzando hacia el futuro la figura del almacenador debe ser reconocida. No solo eso, también se le deben dar competencias para participar en el sistema eléctrico. Pues, por primera vez aparece en el borrador del anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Ahora es el momento de dotarle de oportunidades sin discriminar ninguna tecnología. Si, el litio va por delante, pero hay otras que también están despuntado. Todas deben participar por igual si se ponen al servicio de la demanda y siempre que técnicamente puedan prestar el mismo servicio que un sistema de almacenamiento. Juega un papel tan fundamental que ni mercado mayorista ni servicios complementarios son incentivo suficiente para su desarrollo. Subastas y otros mercados específicos, sin duda, ayudarán a construir el futuro del almacenamiento.