El autoconsumo dinámico abre la puerta a una auténtica revolución fotovoltaica más allá incluso de las comunidades de propietarios y las viviendas unifamiliares.

Se comparte casi todo menos la energía. Ya no es cosa de Ciencia Ficción el imaginar comunidades de propietarios que comparten mucho más que piscina, urbanizaciones completas que usan instalaciones comunes o incluso pueblos enteros conectados a una misma instalación fotovoltaica. No, no es cosa de la literatura ni tampoco de la gran pantalla. Ya no. Es adaptarse a las nuevas necesidades en las que la idea de utilización prima sobre la de propiedad. Ya no es tan relevante ser el dueño de un chalet en la sierra o un apartamento en la playa. Lo mismo con el coche, lo importante es poder usarlo cuando se necesita. Del quiero al necesito o del tengo al dispongo. Compartir energía es una idea demasiado sencilla como para no ponerla en marcha desde hoy, para todos y hasta el último rincón.
Energía que suma. Más barato, mayor optimización, menor inversión y, sobre todo, máxima rentabilidad para las instalaciones fotovoltaicas.
Va más allá. Solo hay que echar un vistazo a lo largo y ancho de la geografía. Eso que ahora llaman la España vaciada, y aunque muchos no se acuerden, en realidad, es la de toda la vida. La del campo, la vida tranquila y las cosas sencillas, a la que muchos quieren volver. Cada uno por sus razones. Pues el autoconsumo dinámico también es para ellos. Si hay un lugar en el planeta en el que el medioambiente y la sostenibilidad es la gran preocupación, esos son los pueblos. Los de toda la vida, los de la agricultura, la artesanía y todo a base de paciencia. No solo es su forma de vivir, es la vida. Por eso, ahora también se suman a la energía solar. A producir su propia electricidad como siempre han hecho con cerámicas, embutidos o vinos. De la forma más natural.

La naturalidad de los pueblos llega a sus tejados. Así, muchos son los pequeños Ayuntamientos que se platean construir sus propias instalaciones fotovoltaicas. Primero para abastecer los suministros municipales, pero también para repartir entre sus vecinos el excedente. Pueblos conectados y compartiendo la energía. Suena muy bien. Sin embargo, con el actual reparto estático de la electricidad entre los diferentes puntos de suministro (alumbrado público, oficinas municipales, polideportivo, …) se llegaría solo a un 24% de autoabastecimiento y, por tanto, los excedentes serían del 76%. Demasiada energía no utilizada como para dejarla escapar. Hay que aprovecharla al máximo como solo se sabe hacer en los pueblos. ¿De dónde sino salen las croquetas y otras muchas recetas de aprovechamiento?
Energía que reduce y optimiza los excedentes porque en su buena gestión se encuentra la clave de la rentabilidad de las instalaciones fotovoltaicas tanto individuales como colectivas.
Un caso demasiado concreto, pero muy representativo de la revolución fotovoltaica que está por llegar con el reparto dinámico. Las cifras así lo indican y las curvas de consumo también. Curiosa su forma en la que sorprende la gran cantidad de energía nocturna que se consume por la iluminación de las calles. A cada punto de suministro le corresponde una proporción de la energía producida. Ni más ni menos, complicando así su rentabilidad. La cosa se puede complicar aún más porque puede parecer que los excedentes son demasiados, ¿verdad? Hay que tener en cuenta que todavía faltan por conectarse los vecinos del lugar. Eso sí, cada uno con sus necesidades y su propia curva de consumo. Ahí está la clave del autoconsumo dinámico, en la heterogeneidad frente a la homogeneidad de los consumos municipales.

Aún con todo, con un simple cambio administrativo el nivel de autoconsumo total de la instalación subiría hasta el 31%. 7 puntos más con solo cambiar la forma en que se gestionan los excedentes y aún hay más. La rentabilidad, en términos económicos aumenta un poco más si cabe. Hasta el 8% y todo mientras los falsos excedentes, que antes se acumulaban a primera hora de la mañana y las últimas de la noche, desaparecen casi por completo. Si, todo con un pequeño cambio administrativo para desarrollar el autoconsumo dinámico. Compartir la energía del sol para aprovecharla al máximo llega a todos los rincones del mapa. La auténtica revolución fotovoltaica no es solo cosa de comunidades de propietarios o de viviendas unifamiliares. Llega a todas partes para impulsar con su energía.