Que nunca salten los plomos no son buenas noticias. Tampoco que lo hagan de forma constante. Por eso hay que saber hasta dónde se debe bajar la potencia contratada.
A los que le salten los plomos al menos dos veces al año están de enhorabuena. Sí, aunque no lo parezca. Muchos son los que presumen de que nunca se les dispara el ICP, pero eso no son buenas noticias. Eso sí, es la señal definitiva de que se tiene más de la que realmente se necesita. Lo difícil es saber cuánto se debe bajar y solo hay un método para saberlo. Desde hace algún tiempo en los recibos se indica la máxima potencia que se ha demandado en cada periodo de facturación.
Es obligatorio indicarlo. Lo que pasa es que esta información no nos sirve porque eso a lo que se refiere es a la potencia instantánea. En cualquier caso, lo mejor es ir por partes. El ICP es el aparato que tiene el cuadro eléctrico de todas las casas y que salta cuando uno se pasa de la potencia. Lo que la mayoría no saben es que no salta justo en el momento en el que se sobrepasa. No es tan sencillo. Por ejemplo, si uno tiene 4kW contratados y de golpe se empiezan a consumir 8 evidentemente se cortará el suministro en ese mismo instante. Sin embargo, si se utilizan solo 4,4 kW puede estar todo funcionando media hora o más sin que pase nada de nada. Incluso que no llegue a suceder nunca. Lo activa una combinación entre el exceso demandado y el tiempo de utilización.
Por este motivo, al ver la potencia que aparece en la factura mucha gente piensa que les están suministrando mucha más de la que tienen contratada. Nada de eso, las eléctricas no suelen hacer regalos y menos a sus clientes. Comprueban en la factura que han llegado a 8 kW cuando solo tienen 6 y piensan que necesitan más. Sin embargo, esto no es así ni mucho menos porque esa es la potencia instantánea. El máximo que se haya alcanzado, aunque solo haya sido durante un milisegundo. Y eso no hace que se dispare el ICP. Por eso, el siguiente problema es saber hasta cuánto se puede bajar. La recomendación de Jorge Morales de Labra en En jake de EiTB, es ir haciéndolo poco a poco. Progresivamente. Primero de 6 kW a 5 para ver lo que pasa y así sucesivamente. Sencillo y efectivo hasta encontrar la más adecuada.
El método definitivo para saber hasta dónde se puede bajar la potencia contratada es ir haciéndolo poco a poco y de forma progresiva. Por cada kW que se pueda reducir son 50 euros de ahorro en la factura anual.
Tampoco es la mejor solución mirar la documentación e instrucciones de todos y cada uno de los electrodomésticos. Viene detallada en la ficha técnica, pero no basta con sumarlas. Así, ¡se necesitaría una potencia muy superior a la que se tiene! Complicado este método a no ser que se tenga en casa un medidor instantáneo del consumo. Algo que no es frecuente… Por ejemplo, una lavadora centrifugando al máximo de revoluciones puede llegar a los 1.500 W. Mucho, pero el problema es que no se suele hacer a la vez que se plancha o mientras se cocina. Tampoco parece muy razonable poner el horno y aire acondicionado, ¿verdad? Por eso, al hablar de potencia contratada siempre hay que pensar en el concepto de simultaneidad.
Es decir, lo que hay que tener en cuenta es cómo se utilizan a la vez… No es necesario conectar al mismo tiempo horno, microondas y todos los fuegos de la cocina mientras la lavadora funciona a pleno rendimiento y se plancha. El ahorro está ahí y son 50 euros anuales por cada kW que se pueda reducir. Todo suma para tratar de reducir un poco más las facturas. Tampoco es una cantidad despreciable y más con los actuales precios de la electricidad en máximos históricos.
