Tan difícil seguirle el ritmo al precio como a los cambios en el recibo de la luz de 2021… mercado, costes regulados, impuestos. No hay parte que no haya sido modificada al menos un par de veces.
Subidas y leves bajadas en el mercado mayorista; la influencia del gas, el lío de las franjas horarias; el peso de los cargos y peajes; las rebajas de impuestos con el IVA y el Especial de Electricidad a la cabeza… Cada vez que se oye hablar últimamente del precio de la luz no es precisamente porque sean buenas noticias… Pues, contra todo pronóstico y casi por sorpresa, llegan algunas mejores. Baja, aunque no todo lo que debería y más si se tiene en cuenta que se viene del máximo histórico de diciembre. Así, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Madrid Directo de Telemadrid, en realidad lo que pasa es que se está pagando solo un poco menos. Todo parece indicar que la tendencia es descendente. Sin embargo, aún quedan meses de precios altos antes de volver a los niveles medios de la última década: 45 euros/MWh.
Y, ahora, la gran pregunta es cómo afecta al recibo de la luz. La sensación es que se haga lo que se haga y se tomen las medidas que se tomen, y no han sido pocas en 2021, cada vez se paga más. Para entenderlo bien lo primero que hay que saber es que la factura de la luz básicamente tiene tres componentes. En primer lugar, está la parte del mercado. Lo que cuesta la electricidad que es lo que se ha disparado durante el 2021. Luego hay que sumarle los costes regulados que los fija el Gobierno en el BOE. Incluyen un montón de cosas y son conocidos como peajes y cargos que en ningún caso hay que confundirlos con los impuestos. Precisamente, la tercera de las partes de las que se componen las facturas: IVA y Especial de Electricidad que son proporcionales a las dos anteriores.
Mercados, costes regulados e impuestos… El recibo de la luz tiene 3 partes y es fundamental conocerlas bien para comprender las subidas y bajadas del precio de la electricidad.
Muchos cambios. Demasiados. Todo era más o menos normal hasta el 1 de junio. Entonces entró en vigor todo aquello de las franjas horarias. Lo del horario punta, llano y planchar de madrugada con el valle para ahorrar porque había gran diferencia. No solo en el importe final del recibo. También en la proporción de estos tres componentes que lo forman. Al compararlas la parte de mercado normalmente era más elevada en el periodo punta que en el valle. Sin embargo, donde más se notaba era en la parte regulada que se concentra sobre todo en las horas más caras. Por eso, lo mejor era tratar de evitar el consumo entre las 10 de la mañana y las 10 de la noche, salvo en la siesta. Mejor siempre entre la medianoche y las 8 o los fines de semana y festivos nacionales cuando los peajes y cargos eran menores.
También los impuestos que son proporcionales a los dos anteriores. Desde ese momento la cosa ha cambiado bastante. Empezando por el precio en el mercado mayorista… se ha vuelto loco. De los 100 euros por MWh hasta los más de 500 que se llegaron a pagar el pasado 23 diciembre. Por suerte, se pusieron en marcha un montón de medidas para tratar de contener su impacto en los recibos. La parte regulada por el Gobierno se redujo hasta casi hacerla desaparecer y también hubo importantes rebajas fiscales de forma temporal. El IVA pasó del 21% al 10% y el Especial de Electricidad quedó en apenas un 0,5%. Aún con todo, nada ha podido acabar con la escalada de precios, y al final las facturas han sido mayores que nunca. Como casi ya no había cargos ni peajes lo más importante era el viento y no tanto el reloj.
Ya se sabe… si entran muchas renovables en el sistema, el precio del mercado baja y, por tanto, las facturas también. Eso fue solo hasta Nochevieja porque con el Año Nuevo ha cambiado todo de nuevo. ¡Vuelven los costes regulados a los recibos y también las franjas horarias! Eso sí, por otra parte, hay buenas noticias para compensarlo. Sigue siendo caro, pero se ha reducido casi a la mitad. De los 400 euros/MWh a poco más de 200. No está nada mal, aunque la media de la última década es de 45 euros. Sin embargo, ahora hay que sumarle más cargos y peajes. Tanto que en el periodo punta, el más caro de todos, casi lo pueden llegar a duplicar. Todo lo contrario que en el valle. Además, los impuestos se mantienen con la rebaja y seguirán igual que como terminó el año.