La luz que no para de subir, los derechos de emisión de CO2, el cambio climático … y ahora la nueva tarifa eléctrica. Normal que muchos estén pensando en poner paneles solares en casa y estas son las claves para instalarlos.
Momento interesante este para invertir en energía solar. No en la bolsa ni nada parecido sino en casa. A los altos precios del mercado mayorista, que andan en máximos históricos, ahora se ha unido la nueva tarifa de la luz. Ya se sabe… dos potencias contratadas y tres tramos horarios en los que consumir puede costar hasta el triple. La diferencia es importante porque, además, la casualidad ha querido, que las horas más caras sean precisamente las de más sol. Aquellas en las que la producción de electricidad con paneles solares es mayor. No hace falta ni recordarlas. Las que van de 10 de la mañana a 10 de la noche salvo la hora de la siesta. Más sencillo que hacer un maratón de lavadoras en fin de semana y más barato que planchar de madrugada. Ahorro para las familias sin modificar sus hábitos de consumo.
Clave 1: Cómo, dónde y cuántos paneles se deben instalar
Sin embargo, muchas son las dudas que aún siguen despertando los paneles solares. No es tan sencillo como subirse al tejado con una escalera y un par de destornilladores. No, no lo es. Incluso las cuestiones comienzan antes. La primera siempre tiene que ver con la cantidad. ¿Cuántos se deben instalar? Y, como ha contado Jorge Morales de Labra en Cuatro al día de Cuatro TV esa es la pregunta del millón. La tecnología fotovoltaica es relativamente sencilla, pero el cómo, cuándo y dónde ya no lo es tanto. Para determinarlo hay estudios de ingeniería que se deben realizar y que no tienen respuesta en el manual de instrucciones de un kit que se pueda encontrar en una ferretería. Más complejo, porque el precio de la electricidad es horario y más ahora con la nueva tarifa de la luz. Por eso, es necesario hacer un estudio hora a hora.
Consumo, demanda y producción para todos los meses del año y para cada hora del día de los 7 que tiene la semana. Las necesidades de energía de cada casa son diferentes y, por tanto, cada instalación también. Solo mediante la realización de un estudio personalizado como los que hace Próxima Energía se puede conseguir la máxima eficiencia y rentabilidad de la instalación. Aquí un caso concreto. Vivienda unifamiliar en Almería. Clima inmejorable para la producción de la propia electricidad. Casi 7.000 kW de consumo anual y, sobre todo, concentrado en los meses de verano. Tiene su lógica y más si se tiene en cuenta que los mayores picos los tiene en las horas centrales del día. No pasa lo mismo en invierno donde el consumo se desplaza al caer la noche. La cosa está clara, allí utilizan el aire acondicionado a tope.
Eso en cuanto al consumo porque ahora de lo que se trata es de encontrar la combinación más adecuada que satisfaga la mayor parte de la demanda en cada hora del día. Lo normal es hacer varias simulaciones. Diferente número de paneles y orientaciones para limitar al máximo el uso de la red eléctrica. Pues con solo 5 se puede alcanzar un 36% del consumo total. Eso en junio porque en julio sube al 43% y las cosas se empiezan a poner interesantes. Más paneles, mayor porcentaje de autoconsumo. Con 9 se llegaría hasta el 56%, pero también aumentarían los excedentes y aquí es cuando aparece otra de las claves de las instalaciones fotovoltaicas. ¿Qué hacer con la energía excedentaria? Sí, por muy bien que se hagan todos los cálculos habrá momentos en los que sobre energía. Es decir, habrá más producción que consumo.
Clave 2: qué hacer con la energía excedentaria.
Hay que tenerlo en cuenta, aunque así de primeras parezca un poco complicado. Fundamental para la rentabilidad de las instalaciones fotovoltaicas. Los excedentes son interesantes y hasta pueden generar ingresos. Tampoco se trata de montar un negocio de producción de electricidad. Más bien de seguir ahorrando en el recibo de la luz. Por eso de las 4 posibilidades que hay de gestionar la energía sobrante hay que descartar ya mismo la primera. (1.) Instalar un dispositivo de inyección cero. De eso nada de nada. Debería estar prohibido. Eso es tirar energía y está la cosa para poca broma. Lo que hace es desconectar el inversor cuando se produce más energía de la que se consume. Auténtico derroche. Es como ir tirando gasolina del coche si queda en el depósito la suficiente para llegar al destino. Sin embargo, muchas personas lo solicitan porque el papeleo es mucho más sencillo.
Fatal pero afortunadamente hay otras opciones: (2.) descuento en el recibo de la luz. Devolver la energía a la red y recibir un descuento por la energía consumida. Intercambio que figura como una línea negativa, pero el precio de venta es bastante menor al de compra. Por eso, a quien no termine de convencer puede montar una (3.) empresa de electricidad. Vender los excedentes directamente. El modelo favorito de las instalaciones en segundas residencias, aunque tiene su complejidad. Hay que hacer declaraciones de IVA trimestrales y demás. Nadie se va a forrar con esto, pero puede ayudar a rentabilizar antes la inversión. Como también puede hacerlo (4.) almacenarla en una batería. Igual que la del móvil o la del coche eléctrico. Guardarla para usarla cuando los paneles solares no estén produciendo. El complemento perfecto, aunque más caro.
Clave 3: tener en cuenta que es una inversión a largo plazo.
Todo suma y al final es una inversión importante. Tarda en amortizarse entre 5 y 10 años. Normal entonces que se pidan algunas garantías. Pues bien, todos los paneles la tienen 25 años en lo que se refiere a la producción. En ese tiempo está garantizado que como máximo perderán solo el 20% de su rendimiento. Luego está la del producto. Desde 10 años a 20 por si se rompen por algún granizo. Mucho más que cualquier dispositivo electrónico y ya se sabe lo que pasa si se cae un móvil. En el inversor y el resto de componente puede ser algo menor. Hay que estar tranquilos y perderle el miedo a la tecnología que va a cambiar el mundo. Solo hay que mirar al espacio para darse cuenta. Los satélites llevan ahí 40 años funcionando. Adiós a los precios altos durante al menos un cuarto de siglo.