No hay que darle muchas vueltas, solo las justas para desenroscarla del casquillo porque las LED consumen 7 veces menos para dar la misma luz que las convencionales. Compensa cambiarlas ya mismo sin esperar a que se fundan.
Cambiar las bombillas es siempre buena idea. Por eso, las más brillantes ocurrencias se suelen representar con ese símbolo y la eficiencia energética no lo es menos. Sobre todo, con el precio de la luz en máximos históricos. Más de 105 euros/MWh es como para pensárselo dos veces antes de pulsar el interruptor. No solos estos trucos te ayudaran cambiarte a una tarifa variable de luz, marcará la diferencia. Trucos para ahorrar electricidad, los hay a montones y todos funcionan, pero a veces se olvida empezar por lo más básico: la iluminación. No falla nunca, como los LED para reducir al máximo el consumo. Hasta 50 euros al año por solo pasarse a esta tecnología. Más sencillo imposible. Antes era otra historia… Fallaban, eran muy caras y eso no terminaba de convencer. La cosa ha cambiado bastante y, como ha contado Jorge Morales de Labra en Cuatro al día de CuatroTV ya las hay de todos los tipos.
No hay casquillo que se le resista. Desde el más habitual de todos que es el llamado E27 hasta focos para sustituir a los halógenos que consumían muchísimo o tubos fluorescentes. Cada una con su precio y las hay para todos los bolsillos. Por cierto, la clave para distinguir las bombillas que más consumen es acercar la mano sin tocarlas y si se nota calor… mala cosa. Están utilizando energía para algo más que dar luz y hay que cambiarlas ya mismo. No son eficientes, pero ¿compensa quitar una bombilla de las incandescentes que ya está funcionando o es mejor esperar a que se funda para sustituirla por LED? Pues, para el director de Próxima Energía, la respuesta es relativamente sencilla y tan solo depende de dos factores.
Hasta hace unos años solo en la iluminación se podía ir hasta el 25% de la factura de la luz. Ahora con la tecnología LED no llegaría ni al 5% del total. Ahorro más que significativo.
De la potencia de la bombilla y del tiempo que esté encendida… Así de fácil y a la vez tan complejo porque cuando se habla de potencia la cosa se complica. Antes todo el mundo controlaba lo de los vatios. 40W, 60W y así hasta 100W que eran las más habituales. Se sabía la que se necesitaba y apenas había dudas. Solo había que comprarla y listo. Sin embargo, es un error utilizar esta medida cuando se habla de iluminación porque a lo que se refiere en realidad es al consumo eléctrico. También al ahorro. Por eso es mejor fijarse siempre en los lumens. La intensidad lumínica es la clave para elegir la más adecuada. Eso sí, teniendo en cuenta en todo momento que 450 lm dan la misma cantidad de luz que las antiguas incandescentes de 40W.
Una de 60W equivale a 800 lm y así sucesivamente. Por cierto, que aquí es donde viene lo del ahorro porque una LED de 450 lumens solo consume 6W en lugar de 40. Casi 7 veces menos para iluminar lo mismo y eso puede llegar a sumar más de 50 euros al año en la factura de la luz. Calcularlo es también fácil. Solo hay que tener en cuenta el número de bombillas que se tienen y el número de horas que se tienen encendidas. La clave es saber por dónde empezar y lo mejor es hacerlo siempre por las que estén una mayor cantidad de horas encendidas. El ejemplo más claro es del ascensor de la comunidad de propietarios. Las luces que están funcionando más de 12 horas diarias al mes pueden suponen un sobrecoste de 3,36 euros al mes por cada una.
Por solo cambiar una bombilla incandescente de 60W por su equivalente LED de 800 lumens el ahorro mensual en el recibo supera los 3 euros si está más de 12 horas encendida.
Lo mejor es cambiarlas ya mismo. Si hay dos o tres, solo hay que multiplicar el ahorro. Además, tampoco hay que pensar que hay truco en este cálculo. Está hecho con las más habituales en cualquier hogar, con las de 60W que equivalen a 800 lumens. Lámparas LED que, por cierto, se pueden encontrar en cualquier tienda por menos de 3 euros. ¡Amortizadas en menos de un mes de uso! Eso sí, para rentabilizar las que estén encendidas 4 horas o menos se necesitará un poco más de tiempo, pero tampoco tanto. En poco más de 90 días y lo bueno es que su vida útil es también más prolongada. Sin embargo, a la hora de cambiarlas también hay que considerar otro factor importante como es la llamada temperatura de color. Y ya se sabe que, para gustos, precisamente…
¿Más anaranjada o más blanca? Mejor casi azul, dirán algunos. ¿Más fría o más calidad? Cada uno tiene sus preferencias y, por supuesto, es algo que depende de la utilización. Por fortuna ya las hay inteligentes. De las que se pueden controlar con el móvil y modificar la tonalidad, o más bien la temperatura que se mide en grados Kelvin. Sea como sea, lo que hay que tener en cuenta es más o menos lo siguiente: lo habitual es torno a 3.000K y 6.000K es casi azul. Así, si es para la cocina o el baño suele ser más blanca. De casi 5.000K y la cálida va mejor para salones. Por tanto, importante saber que la escala va al revés de lo que dice la intuición. Mayor cuanto más fría sea. También más caras y es que el color también influye en el precio y en el ahorro.