Entre 50 y 100 euros pueden marcar la diferencia. La distancia en precio entre un electrodoméstico y el siguiente más eficiente puede parecer a veces demasiada, pero ¿compensa gastar un poco más?
El 70% del gasto energético de cualquier hogar se lo llevan los grandes electrodomésticos. Así, tal cual… Y en el Top 10 de los que más consumen siempre aparecen los mismos y, además, en este orden: climatización, frigorífico, vitrocerámica, termo, lavadora, televisión, lavavajillas … La cosa ha cambiado bastante porque hace no tantos uno de los primeros puestos de la lista lo solía ocupar la iluminación. Todo un clásico como el dejarse encendidas las bombillas incandescentes. Consumían hasta 7 veces más que las LED para dar la misma luz y su peso en la factura también se ha reducido en la misma proporción. Ahí, como ha explicado Jorge Morales de Labra en 120 minutos de Telemadrid está la mejor demostración de la importancia de la eficiencia energética. Fundamental. Los electrodomésticos hacen la vida más sencilla, pero una mala elección…
Puede acabar vaciando los bolsillos. Importante, por tanto, fijarse en la etiqueta de clasificación energética antes de comprarlos. Lo que pasa es que cambiaron el 1 de abril y eso puede ser un problema. Se ha modificado la escala y hay cierta confusión. Antes estaba lo del A+++ y la gente lo entendía muy bien. Los más eficientes y todo el mundo lo sabía. Mucho mejor que la B, C, D, F… pero los avances tecnológicos hicieron que se quedaran sin letras y comenzaron poner (+) al lado. Tantos que empezó a perder el sentido. Ya no iba a dar el ancho del frigorífico para poder poner la etiqueta. Por este motivo, la Comisión Europea planteó hace ya tiempo el cambio. Casi reiniciar de cero para reescalar la eficiencia y así ha sido.
Los 50 euros de diferencia entre un electrodoméstico y el siguiente más eficiente se recupera en menos de dos años en el propio recibo de la luz. Eso sin contar con las ayudas que suelen tener los de máxima clasificación.
Hasta el punto de que ahora es muy difícil encontrar uno de clase A, sin + ni nada. Eso por no decir que es casi imposible. Aún no se han inventado, pero llegarán en el futuro. Precisamente lo que se ha querido es dejar hueco para las próximas innovaciones. Menor consumo y máxima sostenibilidad. La tecnología va mejorando constantemente y muy pronto llegarán a las tiendas de electrodomésticos. Tiempo al tiempo. De hecho, para quienes los busquen tienen que saber que apenas los hay siquiera de clase B. Eso sí, que se haya modificado la clasificación no quiere decir que sean peores ni tampoco que gasten más. Es más, la nueva etiqueta es mucho clara. Muestra hasta el consumo anual de electricidad y esa es la clave para saber si compensa gastar un poco más y comprar uno más eficiente.
Dependiendo del electrodoméstico, la diferencia entre un modelo y el siguiente en la escala energética puede estar entre 50 y 100 euros. Eso, sin contar con las ayudas y Planes RENOVE de las Comunidades Autónomas. Pues, esa cantidad de dinero, se puede recuperar directamente en el recibo de la luz en apenas dos años. Incluso en menos y solo por elegir uno de clase B o C en lugar de D o F. Menor consumo de energía y más ahorro para las familias. Sobre todo, con los actuales precios de la electricidad. Demasiado porque en los restantes 8 años de vida útil será aún mayor. Lo mejor para hacerse una idea es echarle un vistazo a la nevera. Las más antiguas que se tienen en segundas residencias o para fiestas pueden llegar a suponer hasta 400 euros anuales. La mitad de lo que cuesta una nueva de máxima clasificación.