Una hora y 36 céntimos de euro es lo que cuesta bajar de 30ºC a 25ºC una habitación de 20m2. Ese es el consumo medio del aire acondicionado porque en realidad depende de muchos factores como el aislamiento o la tarifa, entre otros.
Todavía son muchos los turistas extranjeros, especialmente japoneses, que piensan que el botijo enfría. Hasta ahí todo bien, pero no el agua que contiene sino la habitación en la que se sitúe. El mecanismo, como dice el dicho popular es simple, aunque milagros tampoco hace. Para tratar de rebajar la temperatura de una habitación cuando llega el calor se ha hecho e inventado de todo. No ahora, en el siglo XXI, sino a lo largo de toda la historia de la Humanidad. Se cree que en el antiguo Egipto ya se ponían hojas de palma mojadas en las ventanas para tratar de refrescar el ambiente y eso ya es un buen comienzo. Algo similar a lo que se hace en Andalucía, que de altas temperaturas saben un rato, al regar las plantas de los patios al caer la tarde. Y… ¡funciona mucho mejor que el famoso envase de barro!
Tanto o más que… abrir las ventanas solo cuando la temperatura exterior sea inferior o lo más parecida a la interior y utilizar ventilación cruzada. Es decir, por la noche o a primera hora de la mañana y luego ya cerrarlas a cal y canto. Por cierto, lo de utilizar este tipo de pintura también tiene su motivo. Eso sí que es ventilación renovable y sostenible. La más eficiente y económica. Por eso, se lleva haciendo toda la vida. Igual que usar los toldos y persianas para evitar la radiación solar directa en las horas centrales del día. Y es que para luchar contra el calor todo o todo está inventado. Ventiladores que, aunque no rebajan la temperatura, ayudan un montón con el menor coste energético o los pingüinos. Mucho más económicos a la hora de instalarlos. Sin embargo, cuando nada de esto funciona…
Los que tienen tarifas variables este verano cuentan con una gran ventaja cuando tengan que encender el aire acondicionado. Precio de la luz imbatible en las horas más calurosas, pero hay algunas cosas que cambian al utilizarlo.
No queda más remedio que encender el aire acondicionado que, si se usa correctamente, no es tan caro como se piensa. En caso contrario luego vienen las sorpresas. Utilizarlo bien implica varias cosas y la mayoría son de lo más lógicas empezando por… limpiar los filtros. Mínimo una vez al año. Al comenzar la temporada de verano o dos si también se emplea en invierno como fuente de calefacción. Hay muchos más trucos para mejorar su eficiencia, pero el fundamental es el termostato. Nunca a menos de 25ºC, porque cada grado de más en un 7-8% de ahorro en la factura, y dejarla siempre estable. Salvo que no se esté en casa, ¡claro! Así, si se habla de una habitación de unos 20 m2 se tardaría en bajar de 30ºC a esa temperatura de confort, más o menos, una hora. Y eso, son unos 36 céntimos de euro.
Eso de media porque, en realidad, influyen un montón de factores. Desde el tipo de máquina o la potencia hasta donde esté colocado, pero sobre todo el aislamiento. Todo el mundo lo sabe y, además, lo ha comprobado en su casa. Hay viviendas en las que en la mitad de tiempo se puede alcanzar el confort térmico y, por el contrario, otras en las que cuesta casi tres. El doble o un poco más. Cada uno debe conocer este lapso de respuesta y es determinante en la eficiencia de la climatización. Sin embargo, lo que no se debe hacer nunca es ponerlo a 21ºC. A menor temperatura no enfría antes el espacio. Además, dispara el consumo. El cálculo es sencillo. 8% x 4 grados de diferencia respecto a la recomendada es un 32% más de consumo. También importa y mucho la tarifa que se tenga contratada.