La crisis energética con los precios del gas y de la luz más altos de la historia podría afectar al calendario de cierre de las centrales nucleares. Ahora la duda es si alargarlo un poco más o seguir con lo previsto.
Ascó I y II, Cofrentes, Vandellós, … Todas y cada una de las centrales nucleares de España tienen fecha de caducidad y cierre marcado en el calendario. Empezando por Almaraz I en 2027 y terminado por la de Trillo tan solo 8 años después. En principio, ya no hay vuelta atrás. Todo está decidido, planificado y las clausuras serán paulatinas siguiendo el orden de antigüedad. Sin embargo, la mayor crisis energética de los últimos 40 años, las ha vuelto a situar en el centro del debate. Por cierto, ese será más o menos el tiempo que llevarán funcionando en el momento de su desconexión. ¡Incluso se le ha llegado a considerar energía verde! Sobre todo, por ser una alternativa, en principio barata, a los altos precios de la luz y del gas. Ante esta situación, la duda ahora es si mantener la programación o alargar su vida útil.
Podría ser algo que sucediera. No es descabellado pensarlo, pero, en principio, el calendario de cierre de las nucleares en España está previsto para dentro de más o menos 10 años. Muchas cosas pueden pasar hasta mediados de la década de los 30. Demasiadas. Empezando porque lo previsto para esa fecha es que en España ya haya suficiente potencia renovable instalada como para sustituir toda la energía que hoy producen. Esta es la previsión y todo está planificado para que sea así, aunque luego hay que ir viendo cómo va el ritmo de inversión. Lo lógico es que con los actuales precios de la electricidad se acelere aún más si cabe. De hecho, se acaba de aprobar una importante medida para impulsarla. Así, todo hace pensar que en 2030 será suficiente.
De más de 2.300 millones de euros es el agujero económico que han generado las nucleares a la empresa pública Enresa por la gestión de sus residuos y la cuenta sigue subiendo.
El problema es que el resto, lo que faltara hasta satisfacer la demanda, se pretendía conseguir con gas. Ahora se ha demostrado que esta materia prima es muy poco fiable. El suministro está fallando, como se puede ver todos los días en los mercados, y los planes pueden cambiar. Existe, por tanto, una posibilidad de reconsiderar el calendario programado de cierre de las centrales nucleares. Eso sí, ampliarlo también puede tener sus inconvenientes y hay que tenerlo todo en cuenta antes de tomar cualquier decisión. La fundamental es que estas centrales están cobrando importantes beneficios caídos del cielo. A lo que hay que sumar que su posterior clausura, sea en la fecha que sea, va a costar grandes cantidades de dinero a los consumidores.
Más que nada porque lo que están aportando para el posterior almacenamiento y custodia de los residuos radioactivos a largo plazo es completamente insuficiente para su gestión. Por tanto, como ha explicado Jorge Morales de Labra en El cascabel de Trece TV, ahora la cuestión es otra. Sí, por un lado, parece razonable plantearse una prórroga en el caso de que con las renovables aún no sea suficiente y haya que recurrir a otras tecnologías como el gas. Sin embargo, por el otro, primero hay que poner todos los costes sobre la mesa. No puede ser y, además, no se debe permitir que esas centrales se sigan forrando durante 10 años más de lo previsto y que luego sean los consumidores los que paguen el desmantelamiento a través de sus recibos. En este caso, no sería lógico ni siquiera que se plantee la posibilidad.