Mejorar el aislamiento, conocer bien la casa, no dejarla siempre encendida ni tender sobre el radiador, evitar los calefactores eléctricos, utilizar el termostato de forma responsable… Y estos son solo algunos de los consejos para aumentar la eficiencia de la calefacción.
Ya está aquí. Hace tan solo unas semanas era todavía verano con el aire acondicionado puesto y todo, pero ya las temperaturas van a bajar hasta los 0 grados. El frío ya se está instalando con fuerza y después del susto que más de uno se llevó el año pasado con la calefacción hay que ir pensado en cómo ahorrar energía de aquí a marzo o abril. Y lo primero de todo, lo más básico, es conocer bien las casas. Cada uno la suya, por supuesto. Totalmente imprescindible para mejorar la eficiencia de la calefacción. La aerotermia es uno de las mejores opciones.
Es decir, saber cuánto tiempo tarda en calentarse y, sobre todo, por dónde se pierde calor. Si es anterior a 2007 entonces sí que se puede tener un problema porque hasta entonces no estaban muy preparadas que se diga. Empezando por el aislamiento de muros y ventanas. Por cierto, las mejores son las de aluminio con rotura de puente térmico y doble acristalamiento, pero no son baratas y requieren de obras de remodelación. Afortunadamente, si uno no puede cambiarlas hay trucos que funcionan muy bien como los burletes. Las tiras de sellos de caucho que se pueden comprar en cualquier ferretería por menos de 10 euros. Así se evita que, entre el frío por los cajones de las persianas, las rendijas de las ventanas o bajo las puertas. No fallan nunca. Solución económica y que, además, proporciona un gran ahorro.
Una vez que la casa esta bien aislada lo que hay que hacer a continuación es utilizar el calor de la forma más responsable posible y, sobre todo, con cabeza. Nada de dejarla puesta todo el día. No es cierto que el arranque inicial de la caldera sea más caro. Además, se aconseja conectarla un poco antes de llegar a casa. Eso sí, para hacerlo es necesario tener un termostato programable o mejor aún si se puede controlar con el móvil. El tiempo de antelación lógicamente dependerá del tipo de casa y del tamaño. No es lo mismo calentar un piso que un chalet o un bajo que el ático. Cada espacio tiene sus necesidades y tarda un rato en coger temperatura. Es lo que se llama la inercia térmica y ahí entran en juego factores, precisamente, como el aislamiento y la potencia del sistema de calefacción.
Hay que conocerlo bien porque lo que no tiene ningún sentido es que esté todo el día calentando los muebles. Y nada de tapar los radiadores con montones de ropa para secar o utilizar los típicos cubre radiadores.
El calor se suele acumular dentro evitando que el aire circule correctamente. En cualquier caso, siempre los sistemas de calefacción menos aconsejables son los eléctricos como calefactores, radiadores de aceite de toda la vida, infrarrojos… si no queda más remedio que usarlos que sea muy poco rato. Por ejemplo, para calentar el baño para no quedarse helados al salir de la ducha. Sin embargo, lo mejor son las bombas de calor del aire acondicionado. El mismo aparato que en verano enfría y en invierno da calor, aunque depende de la tarifa que se tenga contratada. Sin duda, para los que la tengan variable es lo más aconsejable en estos días en los que el viento y la lluvia hacen que el precio sea de 0 euros o casi. Mucho más barato que la calefacción de gas, aunque la gran mayoría de las personas deberían empezar a utilizarla ya mismo.