Más probabilidades de acertar los Euromillones o ver caer un meteorito en la Puerta del Sol que de producirse un apagón energético, pero ¿de dónde viene este rumor que ha viajado a la velocidad de la luz?
2021 ha sido un año complicado y, sobre todo, si de lo que se habla es de energía y electricidad. Tampoco hace falta entrar en todos los detalles, pero pocas veces antes se había hablado tanto de luz, petróleo, gas… y al final se acaban mezclando las cosas y los conceptos. Eso es un poco lo que ha pasado con el rumor del apagón. Como se suele decir ahora que se acerca la Navidad… ¡se han oído muchas campanas y al final no se sabe por dónde suenan! Tal es la situación en el mercado internacional del gas que no se recuerda algo así desde hace décadas. El precio de la materia prima se ha multiplicado y está cotizando por encima de los 80 euros por MWh cuando lo habitual es que no llegue ni a los 20. Aún más alto porque ha llegado a superar los 100 euros.
Ahora cuesta en torno al 30%, pero sigue siendo muy alto. En niveles que se podrían considerar de escasez y eso puede ser peligroso. Además, es una auténtica montaña rusa con constantes subidas y bajadas a las que unas simples declaraciones pueden afectar mucho y más si vienen directamente de Vladimir Putin. Rusia es el principal suministrador de gas de Europa y con solo decir que garantizaba el suministro el precio se desplomó, aunque aún falten días para que lo haga. Mientras tanto, hasta que no se abra el grifo definitivamente hay un déficit transitorio de las reservas de gas en todo el continente. Cuando el precio de algo, lo que sea, se multiplica por 4 o por 5 como ha sucedido ya no se trata de una subida temporal, sino que hay algo más, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Mejor Contigo de TVE.
El cierre de uno de los gaseoductos por los que llega el gas natural a España añade preocupación a la escalada de precios de la energía, pero aun así el suministro de gas está garantizado para este invierno.
En realidad, es algo bastante más preocupante. Todo esto se ha mezclado en redes sociales con el bulo de un gran apagón eléctrico y… La mezcla ha sido explosiva y ha corrido como la pólvora. La primera parte tiene cierto sentido, pero la segunda no responde a ninguna lógica. Existe la posibilidad de que haya una relativa falta de gas en algún momento puntual. Improbable, pero tampoco hay que descartarla al 100%. Y esto, a su vez, podría afectar a la producción eléctrica, pero su efecto no sería tan apocalíptico como lo pintan. Así, lo peor que podría llegar es que en algún momento se pudiera restringir en cierta forma el consumo. Por ejemplo, que tal día de enero, entre las 8 y las 10 de la noche, se imponga un límite máximo de 2 kW para asegurar que pueda llegar a toda la población en igualdad de condiciones.
En realidad, son cosas muy diferentes y de ahí a un apagón o a que la gente empiece a comprar hornillos, linternas, baterías o comida en latas, hay mucha diferencia. De este modo, el riesgo real tiene más que ver con el gas y la calefacción que con el consumo de electricidad. Pues, aun así, es muy, pero que muy bajo. Eso, por un lado, porque también es cierto que, por primera vez en los últimos 40 años, desde la gran crisis el petróleo, es algo que podría llegar a pasar. Hasta ahora estaba totalmente descartado porque no había absolutamente ningún problema y hoy es tan solo una posibilidad entre millones. Las mismas casi que caiga hoy un meteorito en la Puerta del Sol o incluso más. La razón es muy sencilla… La demanda de gas se ha incrementado mucho este año y en China ya está sucediendo.
Allí las restricciones ya están afectando a la población y aún no ha llegado la parte más dura del invierno. España, a priori, está muy preparada para afrontar la situación. Hay suficiente gas almacenado como para mes y medio y eso sin contar con los barcos que ya están contratados hasta diciembre ni tampoco el que seguirá llegando por el gaseoducto que aún funciona a pleno rendimiento. Aun así, para compensar el que se dejará de recibir por el otro se ha intensificado el tráfico marítimo de esta mercancía en un 25%. Si no pasa nada y todo va bien no habrá ningún problema. Otra cosa es si se desvían y es algo que puede pasar. Así, solo en una situación excepcional de frio extremo y prolongada podría llegar a producirse alguna restricción. Hay una posibilidad, pero muy remota. Casi entre millones.