Rebajas de impuestos, excepción ibérica, tope al gas, subvenciones y ayudas, bono social… han sido portada en los medios de comunicación durante todo el año, ¿Dejará de ser noticia el precio de la luz en 2023?
Nunca antes se había hablado tanto de energía y, especialmente, de electricidad como en 2022. De la crisis energética, del impacto en la inflación y, por supuesto, de los precios. Hasta los 545 euros/MWh que llegó a costar de récord el pasado mes de marzo. Luego vinieron mayores rebajas de impuestos, la excepción ibérica y la meteorología con las renovables para hacerlo bajar de nuevo. Por eso, ante la incertidumbre, muchos fueron los consumidores que se pasaron a una tarifa a precio fijo. Lo que fuera para evitar sorpresas. A principios de año, sin duda, era la mejor opción, pero ahora parece que ya no lo es tanto. Aún no está nada claro. La tendencia es a la baja, aunque los escenarios más catastrofistas aseguran que 2023 será aún peor que este año. Sobre todo, porque consideran que cuando se acaben las reservas de gas…
El que se compre luego va a ser mucho más caro que el que ya se tiene que ha sido carísimo. Sin embargo, antes de plantear cualquier escenario hay que tener en cuenta que la situación de la energía sigue siendo muy complicada. En este tiempo ha desaparecido el que era el principal exportador de gas natural del mundo y eso tiene consecuencias. Algo que lógicamente impacta en toda la economía global y, sobre todo, en la energética. Lo que ocurre es que la influencia de Rusia en los mercados es cada vez menor. Sin ir más lejos, este mismo fin de semana se han producido dos que lo confirman. Es decir, que en otras circunstancias hubieran disparado los precios sin lugar a duda. No solo no ha sido así, sino que han tenido el efecto contrario, como ha explicado Jorge Morales de Labra en 120 minutos de Telemadrid.
En primer lugar, el viernes se confirmó en Estados Unidos una de las mayores olas de frío que se recuerdan. Mientras que aquí tenemos un plácido invierno con temperaturas más altas de lo habitual allí se ha producido la ruptura del vórtice polar. El fenómeno meteorológico por el que se desencadenan condiciones tan adversas como las que se vieron con Filomena hace un par de años. En cualquier caso, no sería algo relevante si no fuera porque se ha convertido en el principal proveedor de gas natural licuado. Debido al frío y la nieve ha cerrado los puertos durante varios días y no ha podido realizar ninguna exportación. Así, en una situación tensa de los mercados debería haber desencadenado una nueva escalada de precios, pero no ha sido así. Más bien al contrario. Los precios están cayendo por debajo de los 85 euros/MWh.
Ya no tiene nada que ver con el pánico que ha habido en los mercados durante este año. Se está ahora mismo lejos de repetir la situación. Además, resulta que Putin ha ofrecido reabrir uno de los gaseoductos que lo traen desde Rusia y esto debería haber tenido el efecto inverso. Al revés, deberían haber bajado y es algo que solo puede significar una cosa. Nadie en Europa se cree sus declaraciones, chantajes y amenazas. Dos ejemplos de noticias muy recientes, de los últimos días, que reflejan que, a pesar de las tensiones en el suministro, la impresión es que cada vez es menor. La tendencia es hacia la estabilidad y a precios menos vulnerables. Eso sí, todo depende de la temperatura. Si se tuviera un invierno frío como en Estados Unidos sí que podría haber problemas en 2023. De lo contrario no debería haber más sobresaltos.