Conceptos antagonistas y relacionados. Causa y a la vez solución. Los derechos de emisión de CO2 han disparado el precio de la luz, pero a la vez la recaudación debe servir para erradicar la pobreza energética a través del bono social.
Energía para no vivir al límite. Accesible y al alcance de todos. El objetivo de cualquier reforma en el sector debe ir encaminada siempre a abaratar toda la energía. No solo la electricidad o a reducir el consumo de los electrodomésticos. También los combustibles de automoción y, por supuesto, el gas para la calefacción. Por razones obvias, 40ºC a finales de julio, de este último no se comenta mucho. Sin embargo, en cuanto lleguen los meses de octubre y noviembre dará que hablar lo suyo y algo más. Por cierto, que en unos años también será eléctrica y sostenible a la vez con la aerotermia. Todo llegará, pero antes hay que modificar el mercado eléctrico para evitar que se siga disparando el precio de la luz a la mínima de cambio. Importante ahí las renovables porque en realidad son muchísimo más baratas.
Por tanto, aún hay esperanza. Está más cerca de lo que parece. No tanto a corto plazo, pero a uno intermedio sí que hay algunas soluciones. Mientras tanto, como ha contado Jorge Morales de Labra en 120 minutos de Telemadrid, se van acumulando las subidas. Ya no se deja de hablar de lo que cuesta llenar el depósito o pulsar un interruptor para que se haga la luz. Tanto que casi se ha convertido en un lujo realizar algunos de estos gestos tan habituales. Pues aún hay más… A los desplazamientos en coche o la factura de electricidad habrá que sumarle pronto la del gas, aunque sea con bombona de butano. También ha incrementado el precio. Ya no da para más. Ahí es donde comienzan los números rojos y se comienza a vivir al límite: pobreza energética. El más complicado todavía para un buen número de familias.
La luz y los derechos de emisión de CO2 por las nubes. Por eso, la Comisión Europea recuerda que al menos el 20% del exceso de recaudación por este concepto se debe destinar al bono social y a erradicar la pobreza energética.
Más de las que se puede pensar. Afortunadamente hay opciones para poder darle la vuelta a la situación. Llegarán con el tiempo, pero hay que ponerse manos a la obra ya. No es suficiente con asumir que la subida de la luz ha llegado para quedarse. Lo mismo que con los combustibles fósiles. Eso sí, también hay que recordar que más de la mitad de lo que se paga por cada litro de diésel o gasolina son impuestos y es importante. Digan lo que digan las eléctricas en la luz la proporción es algo menor. Con la rebaja del IVA del tipo general al reducido ha pasado de algo más del 26% a solo el 15% ya teniendo en cuenta el Especial de Electricidad y eso tiene sus consecuencias. Por un lado, mayor recaudación para el Estado para las cosas que importan con los hidrocarburos y, por el otro…
Todo lo contrario. Con la reducción del IVA de la luz y la supresión del impuesto de generación se han dejado de ingresar más de 2.000 millones. Importante, menos dinero para ayudar a los que más lo necesitan. Y es que precisamente la Comisión Europea acaba de recordar que al menos el 20% de todo lo que se recauda con los derechos de emisión de CO2 se deben destinar a erradicar la pobreza energética. No es un impuesto, pero funciona como tal. Es decir, se debe utilizar para pagar las facturas energéticas de quienes no pueden hacerles frente con el bono social. No son pocas. Ahora mismo en España más del 10 % de la población tiene grandes problemas para pagar los recibos y eso es demasiado. No puede ser. De ahí, la importancia de los impuestos y por qué suprimirlos no es la única solución.