De 15 a 50 euros/MWh y como si nada y ahora que ya ha llegado a los 200 la única idea que se les ocurre es reducir el consumo. Así, es el absurdo de la política energética de la Comisión Europea.
No es solo cosa de ahora. Lleva pasando desde hace tiempo. El más vale tarde que nunca podría no ser ahora suficiente. Eso sí, siempre hay quien piensa que no es tarde si la dicha es buena y más si se habla de gas y energía. Sin embargo, hay que ser muy críticos con la política que en esta materia ha llevado la Comisión Europea. No en los últimos meses. En realidad, la cosa viene de bastante más atrás… Hace más o menos un año el gas empezó a disparar su precio. Hasta los 50 euros/MWh desde los 15 o 20 euros que eran sus niveles habituales. Nada se hizo entonces y ha seguido su camino, aunque ya muchas voces pedían en ese momento una intervención del mercado. Se miró hacia otro lado como si aquí no pasara nada y a otra cosa…
Lo malo es que el gas es un producto esencial para el normal desarrollo de la economía europea. Demasiado importante como para depender de los caprichos e intereses del líder de un país en concreto. Por eso era más que necesario que nunca algún tipo de intervención. Sin ir más lejos con las compras de algunas de las compañías más destacadas del sector. Es decir, no dejar que cada empresa se buscara la vida por su cuenta para conseguir su suministro. No, no se hizo nada de eso sino todo lo contrario. Desde una perspectiva absolutamente liberal siempre ha mantenido que lo que había que hacer era que el mercado funcionara por sí mismo. Eso de que al final la oferta se ajusta a la demanda y estabiliza los precios. Pues eso, la cosa no salió como se esperaba. El mercado está roto y nada de eso se ha producido.
Si se habla del gas de Rusia no hay que dejar espacio a la improvisación. Hay mucho en juego… Por eso, antes de ponerlo en marcha se debe pensar muy bien en todas las implicaciones del plan de contingencia energético.
En estos momentos el gas está cotizando por encima de los 200 euros por MWh. ¡Cuatro veces más! Y si ya era necesaria una intervención cuando estaba a 50 euros a este nuevo nivel de precio… No funciona y ese es el problema. Todo el mundo sabe que Europa necesita gas y que no tiene donde comprarlo. Por este motivo, lo que se está viendo ya es que hay algunos lugares del mundo en los que ya no pueden comprarlo. Mientras en Europa se ven importantes subidas en las facturas energéticas en otros sitios ya no pueden afrontarlas, pero con una sutil diferencia y es que, dentro de lo que cabe la economía europea se lo puede permitir. Lo más probable es que con importantes consecuencias de gran impacto económico. En otros países no les salen las cuentas de ninguna manera. Por ejemplo, en Pakistán.
Allí, están empezando a sufrir cortes eléctricos importantes sencillamente porque ya no les queda gas ni tienen recursos para comprarlo. No pueden pagarlo a 200 euros/MWh. La situación se ha agravado tanto que ya ha pasado a tener precios de escasez. Son anormalmente caros, aquí y en todas partes, y a la Comisión Europea la única solución que se le ha ocurrido es… forzar una reducción en el consumo del gas y de otras materias primas energéticas. Demasiado básico y además con un agravante, para todos los países y mediante un sistema de tabla rasa. Es decir, a todos por igual y ahí está el absurdo. Algo que no tiene sentido porque no se tiene en cuenta las circunstancias específicas de cada país. Tampoco su capacidad para limitar esa demanda ni su capacidad para exportar el excedente que pueda tener como es el caso de España.