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El papel del agua en la subasta eléctrica

Agua a precio de champán. Seguro que más de uno ha oído la expresión cuando se habla del precio de la luz, pero ¿por qué en la subasta eléctrica la hidroeléctrica multiplica su precio?

Curioso lo del agua. Vida y también energía. Tanto como el viento y el sol. Incluso más barata aún. Solo hay que abrir el grifo para comprobarlo. Siempre está ahí. Igual que la luz de la bombilla cada vez que se pulsa un interruptor. Nucleares, renovables, hidroeléctricas, centrales de gas, …la iluminan, pero ¿cómo se comporta cada tecnología en la subasta eléctrica para dar precio a la electricidad? De los secretos mejor guardados del sector energético, pero más sencillo de lo que parece. Al menos en principio, porque lo más sorprendente de todo el proceso, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1, es comprender en qué momento el agua se convierte en champán. Lo hace y no precisamente la que sale por el grifo… ¡por los enchufes! Pues, todo comienza en la subasta y allí cada central hace su oferta para el día siguiente.

El papel del agua en la subasta eléctrica
El papel del agua en la subasta eléctrica – La hora de La1 (15 de junio de 2021).

Y claro, lo que pasa es que las ofertas que hacen cada una de las tecnologías son muy diferentes. Las hay muy caras y también muy baratas. Sin ir más lejos, las nucleares que ofertan a cero. Eso no quiere decir que no vayan a cobrar por la energía que producen ni tampoco que sean las mas baratas. Simplemente significa que no entran en este juego de la guerra de precios. Lo mejor y más rentable para ellas es que entren en la subasta sea como sea. Más que nada porque las centrales nucleares no se pueden encender y apagar así porque sí. Sale carísimo y una vez que se ponen en marcha deben funcionar siempre a piñón fijo. Energía de base para el sistema.

Si las centrales eólicas y solares suelen entrar en la subasta a 25 euros por MWh, con el llamado coste de oportunidad, las hidroeléctricas lo hacen a 90. Siempre al precio que marca el gas.

Después, por precio, ya viene la energía eólica, solar, … y un buen montón de tecnologías que, en realidad, son relativamente baratas. Tanto o más que las nucleares, pero sí que ponen precio a su electricidad. Eso sí, además, son limpias y sostenibles. No emiten dióxido de carbono ni otro tipo de gas de efecto invernadero. Tampoco utilizan ni queman ningún tipo de combustible fósil para producirla. Por tanto, no pagan los derechos de emisión de CO2 que tanto dan que hablar últimamente. Está disparado su valor y parece que lo seguirá estando.

cómo funciona subasta eléctrica
El papel del agua en la subasta eléctrica – La hora de La1 (15 de junio de 2021).

Las que sí que emiten CO2 son básicamente las centrales de gas. Por cierto, también las caras. Por eso son las últimas en entrar en la subasta y solo hasta satisfacer por completo la demanda. El último recurso y lo normal es que sea en una mínima parte. No suele llegar ni al 20%, pero es la que determina el precio de todas las demás. Todas las tecnologías cobran igual. Da igual que tengan que pagar derechos de emisión y tampoco importan los costes de producción. Siempre al precio más caro, aunque el 80% de la electricidad no tenga su origen en el gas.

Así funcionan las cosas en los sistemas marginalistas…, pero todavía hay algo más curioso aún. Falta una de las tecnologías de generación más importantes, las centrales hidroeléctricas. El agua no solo es una de las fuentes de energía más baratas, sino que además es casi la única forma de poder almacenarla para más adelante. Decisión de sus propietarios es guardarla para utilizarla en el momento más adecuado o bien aprovecharla. Pues lo que hacen las empresas que las gestionan en la subasta eléctricas es más sorprendente aún.

agua en la subasta eléctrica
El papel del agua en la subasta eléctrica – La hora de La1 (15 de junio de 2021).

No ofertan bajo como el resto de tecnologías renovables. Tampoco a cero como las nucleares. Su juego es otro y lo hacen al llamado coste de oportunidad. Nunca lo hacen al mejor precio. Al que marcan sus costes de producción y maximizan sus beneficios todo lo que pueden. De hecho, la mayoría de las veces son las que marcan el precio de todas las demás. Siempre al máximo, aunque sean una de las fuentes más económicas. Lo que hacen siempre es poner el mismo precio de la tecnología más cara que entraría en el sistema si ellas no lo hicieran. Es decir, al precio del gas y ya se sabe que ese es más caro. Beneficios caídos del cielo, negocio perfecto…

Para que el sistema marginalista funcione debe haber competencia en el sector. Algo inexistente en el mercado español en el que dos compañías controlan casi todas las centrales hidroeléctricas.

Y si no, se la guardan para otro día. Agua a precio de champán. Siempre al más caro. Si la oferta del resto de renovables suele estar entre 20 y 30 euros por MWh, las hidroeléctricas lo hacen a los 90 euros que está marcando de máximo en estos días. Máxima rentabilidad y prácticamente ninguna competencia. Aquí es donde falla el sistema marginalista. Porque para que funcione de verdad debe haberla entre las diferentes tecnologías y en el mercado español es inexistente. La energía del agua está concentrada en dos únicas empresas. Imposible competir así y menos si se tiene en cuenta que esas mismas compañías tienen también otras renovables y gas. Abren y cierran el grifo a su antojo para aumentar aún más sus beneficios.

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