Semana complicada en lo que se refiere a la electricidad. Si el lunes llegaba a precios máximos en lo que va de año, el viernes se despide con uno de los más bajos desde abril… Este es el difícil contexto en el que surge el acuerdo de la reforma del sistema eléctrico.
Lo que ha dado un respiro son los precios de los carburantes. Por tercera semana consecutiva ha descendido el de la gasolina. Aun así, llenar un depósito cuesta 7 euros más que en las mismas fechas del año pasado. De entre todos destaca el diésel que consolida su caída y ya son más de 14 días bajando. Esta vez un 1,5%. Así, parece, pero solo da la sensación de que la tendencia de los carburantes es a la baja. También que todavía no les afecta la escalada del petróleo, pero eso es algo que se tendrá que ver un poco más adelante. Lo mismo sucede con la electricidad y esto ya empieza a ser más sorpresa. De media hoy se paga el MWh por debajo de los 70 euros. No es solo cosa de un día porque mañana volverá a mínimos que no se veían desde el pasado mes de abril.
Durante varias horas del día poner la lavadora tan solo va a costar unos céntimos de euro. La llegada del frío, la lluvia y, especialmente, del viento han hecho que se desplome literalmente. Algo que deja una pregunta en el aire, nunca mejor dicho: ¿Este efecto se debe únicamente al mayor rendimiento de las renovables? Sin lugar a duda, la eólica está respondiendo, pero es una circunstancia temporal. Récord de generación durante varios días de esta semana. Además, se le ha sumado la hidroeléctrica. Con toda el agua que está cayendo también da un respiro a los consumidores. Eso sí, la amenaza de un nuevo incremento de los precios siempre está ahí. Ante cualquier situación conflictiva se pueden elevar de nuevo y eso de forma inmediata se traslada a las facturas. El gas tiene mucho que decir todavía…
Ya se nota en los mercados el conflicto en Oriente Próximo. El precio del gas ha subido un 25%, desde los 40 a los 50 euros/MWh tan solo con la posibilidad de que se produzca un incremento de las tensas relaciones en Gaza.
Por si acaso, y para evitar males mayores, por ahora se está protegido por la excepción ibérica. No entra en funcionamiento desde hace meses porque para hacerlo el precio de esta materia prima energética debería superar los 70 euros por MWh. Aunque no se descarta que pueda hacerlo de aquí a fin de año cuando acabe su periodo de vigencia. Este mecanismo que limita el precio del gas en la generación eléctrica atiende a unas peculiaridades propias del mercado español y portugués que no se dan en ningún otro país de Europa. Circunstancias por las que tampoco hay que descartar que se pueda ampliar más allá del 31 de diciembre. Lo que nadie se atreve a pronosticar es sobre qué puede pasar si finamente no se prorroga y decae esta medida.
Es decir, si los precios y, por tanto, las facturas de la luz se van a volver o no a disparar. Precisamente por este motivo, y ante el temor de una nueva escalada en los precios los 27 países de la Unión Europea han llegado a un principio de acuerdo para reformar el mercado eléctrico. Todos salvo uno. El de casi siempre, Hungría. Todavía queda mucho camino por delante a pesar de las dificultades, pero tiene buena pinta. Sobre todo, porque Francia y Alemania por fin han superado las diferencias que tienen en torno a la energía nuclear. Así se ha terminado desbloqueando el acuerdo por la importancia que tendrá para sus ciudadanos. Por eso, parece que el cambio se va a producir como tal más temprano que tarde. Sin embargo, falta mucho por saber como los detalles del acuerdo y el modo en el que afectará al consumidor.