Ninguna tecnología ha sido capaz de neutralizar la fuerza de la gravedad en la Tierra salvo las subidas de precios y la inflación. Suben sin parar, pero luego les cuesta mucho bajar y eso si es que lo hacen en algún momento.
El IPC y la inflación también saben de eso del efecto pluma y cohete. Ese extraño fenómeno por el que el precio de la gasolina sube como muy rápidamente ante cualquier cosa que pase en los mercados, pero que luego no baja nunca a la misma velocidad. Aun así, ya se empiezan a notar algunos cambios. Desciende el precio de los carburantes de la electricidad y eso va impactando poco a poco en el resto de los productos. Eso sí, de forma mucho más moderada. Menos de lo esperado porque si las subidas y bajadas estuvieran sincronizadas este índice macroeconómico debería ser en estos momentos negativo. Parece aún lejana esa situación porque sigue bastante por encima del 6%. Sencillo, ahora mismo los precios de la energía son bastante más baratos que hace justo un año y eso, en realidad, supondría que el IPC fuera menor que cero.
Es decir, con un signo – por delante. El hecho de que no sea así solo puede deberse a una cosa. En este tiempo hay un buen número de empresas que están incrementando sus márgenes de beneficios. Eso mientras que el coste de la energía ha bajado. Si se compara el precio de la luz de noviembre con el del mismo mes del año anterior es más barata. No solo no se incrementa, sino que desciende. Todo lo contrario de lo que refleja el IPC. 30% menor que hace tan solo 12 meses. ¿Quién se lo está llevando? Sube todo. Energía, materias primas, frescos… Además, es un poco más complicado todavía porque luego está la inflación subyacente. La que no incluye los productos que dependen de la temporalidad como precisamente, la electricidad. Los que son costes fijos en la producción. Lejos de bajar siguen aumentando de precio.
Sin embargo, las empresas no son las únicas responsables de que no hayan disminuido de precio. Los incrementaron argumentando un aumento del coste de la energía y ese motivo ya no sirve.
Y eso, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1, es lo que suele pasar. Todo sube enseguida, pero luego no es que tarde en bajar o lo haga de forma más lenta o sostenida. Directamente es que nunca vuelvan a los niveles habituales. También hay que tener en cuenta que no todas las empresas los incrementaron al inicio de la escalada de precios. Algunas tardaron un poco más en aplicarlas, pero ahora tampoco tienen prisa en hacerlo a la inversa. Así, lo que quieren es recuperar los beneficios que habían dejado de ganar previamente. Al menos esa es la sensación generalizada. Aguantaron a pesar del aumento de costes y ahora también los mantienen, pero altos para que la cuenta les salga positiva. El problema es que, aunque lo recuperen, va a ser difícil que los vuelvan a bajar. Efecto solo cohete.