En el tiempo que se tarda en subir a casa en ascensor se puede ahorrar y mucho en el recibo de la luz. ¿Quién no tiene algo menos de dos minutos para hacerlo?
No se trata de convencer a nadie, pero en lo que dura un viaje en ascensor se puede ahorrar mucha energía. Mucha más de la que se piensa y no, no se trata de subir por las escaleras. Eso sería demasiado esfuerzo y es aún más sencillo. Sí, menos de dos minutos para reducir y bajar el recibo de la luz casi hasta el nivel del garaje. Ese es precisamente el tiempo que ha necesitado Jorge Morales de Labra en Mediodía COPE para demostrarlo y, de paso, acabar con algunos mitos sobre eficiencia energética. Secretos a voces y errores que, aunque obvios siguen estando ahí. Empezando por la planta baja. Antes incluso de llamar al ascensor. La base de todo, la tarifa contratada. Pues la que suele ser más interesante nunca tiene descuentos, ofertas o regalos: PVPC u otras del mercado libre que la tengan como referencia como la Cristalina.
No hay atajos posibles. Hacia arriba o hacia abajo. Pagar más o menos por lo mismo. Tan sencillo como entender que no es necesario pasar frío para ahorrar en calefacción (mito 1). Siempre entre 21º y 23º y evitar derroches como secar la ropa en el radiador. No hay que taparlos nunca incluso cuando fuera esta lloviendo. Tampoco es buena idea dejarla encendida mientras se está fuera de casa. No es cierto que luego gaste o le cueste más alcanzar la temperatura de confort (mito 2). Lo que si que es cierto es que algo tan sencillo como un burlete, de los de toda la vida, no solo mejora la eficiencia, sino que además multiplica el ahorro. Tanto como utilizar correctamente todos los electrodomésticos.
Pues precisamente los que más consumen son lavadora, secadora, horno y lavavajillas, por este orden. No hace falta repetir lo de tender el radiador que se acaban los 120 segundos del viaje en ascensor. Eso, por supuesto, sin contar con el frigorífico. Hay buenas noticias porque si son de clase A se puede gastar hasta un 80% menos. Incluso, buscando el ahorro, a veces se habla de poner la lavadora a las cinco de la mañana (mito 3). No hay que volverse locos, aunque es cierto que hay detalles que marcan la diferencia. Sin ir más lejos, con el lavavajillas. No es ningún secreto que ponerlo después de comer suele ser más económico que después de cenar. La luz no siempre cuesta lo mismo, varía a cada hora (mito 4). Esa es la ventaja que hay que aprovechar. No se trata de subir andando sino de aprovechar mejor los recursos.