Eficiencia, rentabilidad… pero a la hora de planificar una instalación fotovoltaica no se suele pensar en el mantenimiento de los paneles solares. Fácil y sin complicaciones siempre que estén monitorizados para detectar posibles errores que los reduzcan.
Muchos son los factores que influyen en el rendimiento de las instalaciones fotovoltaicas. Desde los materiales elegidos para los paneles solares, monocristalinos o policristalinos, hasta el lugar en el que finalmente se coloquen. Importa la orientación, en el hemisferio Norte deben mirar siempre hacia el Sur y, por supuesto, con la inclinación para conseguir que los rayos solares incidan de la forma más perpendicular posible. También la temperatura y el clima. De este modo, la mayor productividad se obtendría a unos 25ºC o, incluso menos. En el espacio, a temperaturas bajo cero, llevan prestando servicio años a todo tipo de satélites. En principio, el viento y la lluvia no deberían reducir la eficiencia, pero lo que sí es determinante es el número de horas de luz y las sombras, pero cuando ya están en marcha, de lo que apenas se habla es del mantenimiento, pero ¿cómo se realiza?
La degradación de los paneles es inferior al 0,5% anual, mucho menor que en cualquier otra tecnología y en su eficiencia intervienen más otros factores que el propio paso del tiempo.
Sin duda, una de las grandes ventajas del autoconsumo es el fácil mantenimiento de las instalaciones ya sea en viviendas unifamiliares o en comunidades de propietarios. Apenas tienen gastos por este concepto. Evidentemente es algo que depende de las circunstancias del entorno. El polvo de las zonas del interior, la arena y el salitre de las zonas costeras o las hojas e insectos de las zonas boscosas pueden afectar al rendimiento de los paneles. Todos juntos, con la acumulación originada por el paso del tiempo, pueden ser un pequeño problema, pero tienen una ventaja. Así, en general y en la mayor parte de ubicaciones en España prácticamente no es necesario ni lavarlos con mucha regularidad. Lo normal es que se limpien con el agua de la lluvia y poco más. Sin embargo, se recomienda en todos los casos hacer un seguimiento.
Por eso, las instalaciones que realiza Próxima Energía están monitorizadas. Es decir, se controla y vigila en todo momento su correcto funcionamiento para detectar posibles complicaciones, fallos o errores. De este modo, se pueden obtener datos muy interesantes que se comparan con diferentes referencias como la producción que estaba planificada y prevista inicialmente o la de los paneles solares que haya en los alrededores. Solo así, cuando los valores se salen del rango, saltan las alarmas. Entonces es el momento de ir a revisarla. Lo más recomendable es hacerlo de forma periódica, pero con menos frecuencia de lo que se puede imaginar. De hecho, cuando Próxima Energía puso en marcha sus primeros proyectos se hacían una vez al año. Luego, con la experiencia, la cosa ha cambiado. No es necesario tanto.
De 30 años es la garantía mínima de producción de los paneles fotovoltaicos. Eso es 15 veces más de la que por ley ofrece cualquier fabricante de electrodomésticos o electrónica.
Eso sí, durante el primer año es importante realizarla. Sobre todo, para comprobar el correcto funcionamiento y para corregir pequeños errores o complicaciones que hayan surgido. Vital para aumentar la eficiencia y mejorar la rentabilidad. Ese tiempo es más que suficiente para saber, por ejemplo, si ha habido dilataciones, ajustar algún tornillo o recolocar algún cable que se haya podido desplazar. Por tanto, muy importante. Luego lo más habitual es volver a revisarla cada tres o cinco años dependiendo de la instalación. No hace falta más y es suficiente siempre y cuando haya instalado un monitor que aporte los datos que permitan detectar posibles incidencias. Próxima Energía lo pone fácil para sacarle el máximo partido, aumentar la eficiencia y prolongar la vida útil de los paneles solares.