Aún más caro que la gasolina y, además, dejará de llegar ya refinado como parte de las sanciones por la guerra de Ucrania. Estas son las consecuencias del fin a las importaciones del diésel de Rusia.
Más vale tarde que nunca. Ya no hay marcha atrás. A partir del 5 de febrero la Unión Europea va a dejar de comprar diésel y otros derivados petrolíferos procedentes de Rusia. Sin duda, una de las medidas que más ha costado tomar desde el inicio de la invasión de Ucrania, pero a la que no solo se han sumado los 27 estados miembros. También lo han hecho todos los países del G7 y Australia dentro del plan de sanciones contra este país. Así, se calcula que Moscú dejará de ingresar más de 120 millones de euros diarios. Eso, por un lado. Sin embargo, por el otro, hay algo que preocupa y mucho. Es decir, cómo puede afectar a los consumidores. Hay más…
No se esperan subidas ni bajadas importantes, pero lo que sí se puede prever es que siga teniendo un precio superior al de la gasolina, a pesar de estar bonificado fiscalmente, hasta que el mercado se vuelva a reestablecer.
De hecho, las cifras no acaban ahí. Solo para hacerse una idea se estima que con esta medida se estarían renunciando a 14 mil piscinas olímpicas llenas de diésel cada año. Hoy se paga el litro de este tipo de combustible a 1,69 euros el litro. Por eso, los todos los conductores de vehículos con este tipo de vehículos se hacen una pregunta: ¿cuánto les va a costar llenar el depósito la próxima vez que vayan a la gasolinera. Importante porque hay que tener en cuenta que aquí, en Europa, el 42% de los coches aún lo utilizan. En España la cifra es todavía mayor y supone más de la mitad de todo el parque automovilístico. Datos que, además, provocan otro temor. Lógico pensar en si habrá diésel para todos en las estaciones de servicio.
Es decir, el qué hay de lo mío. Quizá esa sea la perspectiva egoísta, pero a la vez se ignora otra cuestión importante. A pocas semanas para que se cumpla un año desde que se iniciara la guerra se sigue dependiendo energéticamente de Rusia. Aunque sea en menor medida sigue estando ahí. A pesar de todo se ha seguido comprando e incluso haciendo acopio del petróleo de este país durante muchos meses. Algo que resulta bastante contradictorio. En cualquier caso, si uno mira solo el coste lo normal es que si hay algún incremento en los mercados se trasladará de forma inmediata a los consumidores, pero que si por el contrario baja… eso se tardará más en notar en todos los surtidores.
Antes del inicio de la guerra en Ucrania del total de importaciones de diésel de la Unión Europea, el 44% procedía de Rusia. En 2022 bajó al 30% y a partir de ahora tiene que ser 0 y además de forma obligatoria.
Importante, porque se trata de casi la mitad de las importaciones y no del total del consumo. En cualquier caso, no es poca cosa. De forma inmediata no se esperan cambios ni consecuencias porque casi todos los países de Europa, entre ellos España, han hecho un importante acopio durante los últimos meses. Por tanto, no se prevé que haya problemas de suministro ni de precio. Eso sí, lo que se puede comprobar con solo ir a una gasolinera es que el precio del diésel sigue siendo más caro. Incluso, a pesar de estar bonificado fiscalmente. 10 céntimos por litro de rebaja en el Impuesto Especial de Hidrocarburos y cuesta más. El mejor reflejo de las tensiones que hay en el mercado y de que no está tan equilibrado como hace algo más de un año.