Varios, unos sobre otros y no hay quien los entienda. El lío de los impuestos de la electricidad es tan grande que antes de bajarlos hay que reestructurarlos para no dejar cabos sueltos.
De comedia de enredo, aunque no tenga mucha gracia. No es para reírse. Lo de los impuestos de la electricidad da la impresión que tiene más que ver más con el camarote de los Hermanos Marx que con la política fiscal. Todos juntos y bastante revueltos. Tanto que incluso algunos se ponen encima de otros engordando poco a poco la factura. Al final entre todos suponen casi la tercera parte del recibo. Sí, y es que el IVA de la luz siempre viene acompañado del Impuesto Especial sobre la Electricidad. Inseparables, exactamente igual que Laurel y Hardy. Pues. El Gordo ya se sabe quien es. 21% para el primero, pero el Flaco tampoco se queda atrás. El específico del sector puede llegar fácil al euro al mes. Juntos cerca del 30% del total. Hasta ahí todo bien porque luego, como en las mejores comedias, la cosa se complica. Si buscas una tarifa de luz variable y sin complicaciones próxima energia la tiene.
Los impuestos suponen casi un tercio del total de la factura de la luz y muchos de ellos ni siquiera tienen que ver con el sector eléctrico.
Más complicado, porque por si todo esto fuera poco, el IVA también sobre el de Electricidad. Impuesto sobre impuesto. Pues, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Más vale Tarde de La Sexta, no tiene ningún sentido. Sin más rodeos, la fiscalidad en España es un desastre que no hay quien lo entienda. Hay que cambiarla y cuanto antes mejor porque no es algo exclusivo del recibo de la luz. De hecho, es tan común en el sector energético que ya casi pasa desapercibido. Sucede con la gasolina y también con el gas. Cuando ya se ha aplicado una tasa llega otra y a volver a empezar. Primero uno y luego otro también sobre el anterior. ¡El 2×1 de los impuestos!, pero al revés. Y claro, así se van engordando las facturas progresivamente. Todo un sin sentido.
Auténtica barbaridad, pero aún es más grave con el petróleo y los combustibles. De cada litro de combustible que se echa al depósito más de la mitad son impuestos. Primero viene el Especial de Hidrocarburos y luego sobre el total se aplica el IVA. Lo que nadie es capaz de explicar es qué valor añadido aporta hacerlo. No hay por dónde cogerlo. Hay más… Sí, en este contexto luego siempre aparece el eterno debate de si se debería bajar al tipo reducido como bien de primera necesidad. Pues, antes incluso de eso, lo que habría que hacer es reestructurar las tasas de la energía bajo un principio básico: que pague más quien más contamine. Eso, y que además no sea solo con afán recaudatorio. Lo recaudado se debería invertir en mejorar las infraestructuras, el sistema eléctrico o impulsar el consumo responsable y sostenible.
Ahí, está la clave. Cualquier reestructuración o rebaja fiscal deben revertir directamente en el consumidor. Así todo se entendería mejor. Eso sí, la dificultad en España sería otra. Si se optara por el modelo portugués bajando el IVA al tipo superreducido del 4% se dejarían de recaudar cerca de 800 millones de euros anuales. Demasiado dinero como para que desaparezca de un día para otro de los Presupuestos Generales del Estado y más con la actual situación de déficit. Bruselas exigiría que se subiera otro impuesto en esa misma cantidad. Esa es la solución fácil. En realidad, casi la única, pero también es una oportunidad. Hay que hacerlo bien y aprovecharla. Todo por un cambio de modelo y hacia la Transición Energética mediante la creación de nuevos impuestos a la contaminación y generación de CO2. Aún así, podría haber algunos problemas.
Si se redujese el IVA de la luz en España al 4% solo en la parte fija de la factura el descuento no llegaría a los 3 euros al mes y el Estado dejaría de ingresar cada año 800 millones.
El más evidente es que con la rebaja del IVA de forma indiscriminada se podría acabar subvencionando calentar algunos jacuzzis. Tampoco es eso. La electricidad se usa para cosas muy básicas, por lo que deberían tener el mismo tipo que el pan, pero también para otras que no lo son tanto. Por eso mismo, no toda la electricidad debe estar sometida a un IVA del 4%. Parte sí, pero no la totalidad. Afortunadamente hay alternativas como revisar la fiscalidad ambiental. Eso, por un lado, y también hacer que la transición sea justa. Sin dejar a nadie atrás y menos aquellos que no puedan hacer frente a los cambios. Es decir, si se carga fiscalmente a la gasolina hay que tener en cuenta a quienes no pueden comprar un coche nuevo. Ayudas, subvenciones, incentivos … Todo para deshacer el lio de los impuestos de la luz sin dejar cabos sueltos.