Italia gusta y mucho. El arte y la gastronomía. Sí, la pizza y la pasta, que tanto gusta a las empresas energéticas. También la moda, el estilo de vida y ahora el modelo italiano de impuesto a las eléctricas.
“… se está diseñando un nuevo tributo que grabará los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas como consecuencia del alza de los precios en el sector…”. Pedro Sánchez.
Están ganando más que nunca a costa de vaciar los bolsillos de los consumidores. Lo más graves es que encima presumen de hacerlo y de que lo seguirán haciendo en el futuro. No solo reparten el mayor dividendo de la historia, sino que además están orgullosos del resultado. No es para 3.850 millones de beneficio en 2021.Tampoco queda ahí la cosa. Para este año esperan que sea aún mayor mientras los usuarios siguen pagando a 250 euros el MWh. Es casi tan absurdo como llamar tontos a buena parte de sus usuarios. El plan es bueno salvo porque igual con la excepción ibérica ya no les salgan las cuentas. Ya no todas las tecnologías se pagan al precio más caro. Eso y que se cumpla la promesa del presidente del Gobierno. Nuevo impuesto a las eléctricas y, precisamente, sobre todos esos ingresos extraordinarios.
“Este no es un Gobierno cómodo. Es muy incómodo para determinados poderes económicos que tienen sus terminales tanto políticas como mediáticas…”. Pedro Sánchez.
El modelo en el que se han fijado es el italiano. Allí no solo se han atrevido, sino que, además lo han subido. Eso incluso antes de su aplicación. Curioso porque iba a ser del 10% y al final se ha incrementado hasta el 25%. El sistema es sencillo… Los beneficios de lo que va de año se han comparado con los del pasado. Así han deducido que la diferencia se debe a la crisis energética y sobre el aumento le han aplicado el impuesto. Más bajo de lo que se pensaba, pero como pasa aquí y en todos los lugares del mundo, las eléctricas se pasaron de listas. Creen que siempre tienen la sartén por el mango y al final se acaban quemando. Además, con sus propias palabras, porque salieron diciendo que eso apenas les afectaba. Lo estimaron en unos 3 millones de euros.
Pues eso, prácticamente nada si se compara con sus milmillonarios beneficios. Ahora con la subida sí parece que empieza a afectarles. Por este motivo, el temor siempre es que acaben repercutiéndolo a los consumidores. Eso sí, todo depende de cómo se materialice el impuesto. Es decir, como si fuera un nuevo tributo o como recargo del de sociedades. Ambas fórmulas tienen sus implicaciones y consecuencias. En cualquier caso, no es fácil y será una larga carrera.
El problema puede ser precisamente ese, que al final lo acaben pagando los de siempre. Además, como ha recordado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, entre la batería de medidas aprobadas recientemente hay una que ha pasado desapercibida. Excepción ibérica con su tope al precio del gas; nueva rebaja del IVA; mantenimiento de la bajada al de generación y al Especial de Electricidad; más protección a colectivos vulnerables,… y, además, prórroga a una especie de recargo fiscal, precisamente a los beneficios caídos del cielo de las eléctricas. No es un impuesto exacta ni técnicamente, pero también su plazo de aplicación se amplió hasta diciembre. Es decir, en España ya se gravaba el exceso de ingresos adicionales de las eléctricas y se seguirá haciendo, pero no a las gasistas ni a las petroleras. Quizá ahora les ha llegado su turno.