De los secretos mejor guardados del mundo. Asunto de Estado. El precio al que se compra el gas que llega hasta las casas es casi un misterio sin resolver, aunque también tiene su importancia para los bolsillos.
El mundo de la energía esta lleno de secretos y el del precio del gas no debería ser uno de ellos. Demasiado importante. Más de lo que se piensa. Por supuesto, no el que los consumidores pagan por utilizarlo en cocinas y calefacciones. Ese viene bien claro todos los meses en la factura que les llega a casa. Más bien el que paga la compañía del gas por comprar la materia prima que luego comercializa. Lo que no es ningún secreto es que en España no hay gas y de algún sitio hay que traerlo. Norte de África, Estados Unidos, Mar del Norte, … pero lo importante es a qué precio. Casi un asunto de Estado. Estratégico, sí. Cuestión de supervivencia. Tal es su importancia que cuando llega la hora de negociar los contratos hasta el Gobierno está presente. Sin embargo, del contenido nunca se sabe nada de nada.
En 2016 el 60% del gas que se consumía en España procedía de Argelia, 4 años después ese porcentaje ha disminuido hasta el 21% porque es más barato el que llega en barco de EEUU.
Silencio absoluto. Pues por curioso que parezca, tal y como ha explicado Jorge Morales de Labra en el canal 24 horas de TVE, nadie está obligado a desvelarlo. Y eso que tiene cierta relevancia, aunque no esté directamente relacionado con la factura de los consumidores. Desde hace décadas el precio del gas que pagan los hogares está vinculado a los mercados internacionales. Aquí tampoco hay secretos. Son públicos y se habla de ellos sin parar. Seguro que a estas alturas no hay nadie quien no haya oído hablar del Mar del Norte o del barril de Brent. Pues bien, ambos precios son los que influyen directamente en la tarifa oficial del gas (TUR). No hay ninguna vinculación a los contratos y aquí entonces es cuando la cosa se complica, ¿verdad? Entonces, es probable que muchas personas no le vean el interés a conocer los detalles del contrato.
El precio del gas en los mercados internacionales se ha desplomado y está marcando mínimos históricos en los últimos meses por un descenso del consumo durante la pandemia.
Sin duda lo tiene. Ya ha ocurrido en el pasado que, en circunstancias como las actuales en las que el precio del gas se ha desplomado, y la comercializadora de gas en España aseguraba que llegaba a perder dinero. Tanto que se le acabó indemnizando y es algo que todavía se sigue pagando en todos los recibos. Eso sí, como nadie sabe cuál es el precio al que lo compra, difícil cuantificar las pérdidas si se llegan a producir. Por tanto, se trata de un contrato un poco especial porque si las cosas van mal… al final los desajustes los acaban pagando los mismos de siempre. De ahí el interés por desvelar el secreto.
Especial, también en sentido inverso. Una rebaja en el contrato de los precios a los que se compra la materia prima no implica directamente un descenso en lo que paga el consumidor final. No tiene influencia, solo los mercados internacionales. Eso sí, son buenas noticias porque a menor coste menores son las posibilidades de que repercutan en la factura las pérdidas de la compañía del gas. Claro, siempre que se tenga la Tarifa de Último Recurso (TUR), la oficial. Al igual que sucede con la luz, hay otras en el mercado libre cuyos precios se determinan por otros criterios bien diferentes.
Si en 2018 el precio del gas marcó su máximo histórico con cerca de 29 euros por cada GWh ahora apenas llega a costar en los mercados poco más de 9 euros.
No para los bolsillos, pero si pueden ser buenas noticias para el medioambiente. Al menos a corto plazo por varios motivos. Aunque el consumo de energía se ha reducido en España, el del gas se ha incrementado impulsado fundamentalmente por la producción eléctrica. Ha sustituido al carbón de forma inmediata. Y es que por cada kWh producido con gas se contamina la mitad que con el combustible mineral. De ahí también que durante los últimos meses se hayan reducido y mucho las emisiones de CO2. Eso es como para celebrarlo, pero solo de momento. Otra cosa es ya como afecte al precio de la electricidad. Eso sí, mientras, cuando se habla de futuro siempre se prefiere a las renovables como fuente verde, limpia y libre de emisiones. Estas si que son muy buenas noticias para el medioambiente y no es ningún secreto.