Más producción renovable, pero menos de lo esperado. Del 32% del total de electricidad generada en 2017 al 47% en 2021. Cifras que demuestran el reto de impulsar y aumentar más las energías renovables.
No debería ser así, pero… Siempre que aparece en el calendario una Cumbre o una Conferencia sobre el Cambio Climático como la COP27 de Sharm el Sheij se recuerda la importancia que tienen las renovables. Siempre deberían estar presentes en la mente de los dirigentes de todas las naciones del mundo. Ya se ha dicho muchas veces. España es un país con un gran potencial. Además, que las renovables sean cada vez más relevantes no solo depende de invertir más, por ejemplo, en paneles solares y aerogeneradores. También de que haya mayor seguridad de suministro y que esa energía se pueda almacenar. Aun así, la capacidad de generar electricidad con energía verde ha aumentado desde 2015. Mucho ha tenido que ver la eólica, pero, sobre todo, en los últimos años, la solar fotovoltaica que ha cuadriplicado la potencia instalada.
Desafortunadamente no se puede decidir cuándo va a soplar el viento o cuando será mayor la radiación solar, pero exactamente… ¿Cuál es su potencial? Y lo más importante, ¿cuánta energía podrían llegar a producir?
Sin embargo, ya no es solo cuestión de potencia instalada. En España hay bastante, sino que lo importante es que luego se consiga tener y producir en todos y cada uno de los momentos del día. De ahí que no haya aumentado siempre en la misma proporción la generación de electricidad con renovables. A pesar de todo, ha pasado del 32% del total en 2017 hasta casi el 47% el año pasado. Mucho más que lo que de momento está suponiendo durante 2022. Así, las mejores estimaciones indican que lo máximo a lo que técnicamente se podría llegar de una forma más segura solo con energías renovables es a un 70%. Eso sí, siempre y cuando, el 30% restante sea nuclear o siga obteniendo (cada vez menos) con combustibles fósiles.
La dificultad se encuentra en que es difícil predecir cuándo hará sol o viento. Está claro. Por su propia naturaleza no son gestionables. No se pueden apagar o encender cada vez que se las necesite. Por eso, necesitan de otras tecnologías de respaldo o recurrir a nuevas instalaciones de almacenamiento, aún por desarrollar, para asegurar el suministro durante todas las horas del día. Así, el porcentaje de energía renovable con estas características es demasiado relevante como para dejar de lado otras fuentes de respaldo como puede ser el gas. Eso de momento. Todavía queda al menos una o dos décadas y muchos, pero que muchos millones de euros de inversión para conseguir la independencia de los combustibles fósiles.
Hay más… porque luego tiene que haber un refuerzo muy importante en las redes eléctricas. Tanto para que tengan una mayor capacidad como para que sean más flexibles. O, mejor dicho, reversibles. Es decir, que en determinados momentos del día puedan ir cambiando la dirección en el que fluye la energía en un sentido o en otro. Importante, que se almacene o que sea liberada de nuevo al sistema eléctrico en función de las necesidades. Almacenamiento e infraestructuras de transporte para afrontar el difícil reto de administrar los momentos pico y valle tanto en consumo como en generación eléctrica. Y eso sin olvidar que las renovables también deben ser sostenibles en su desarrollo.