Responsable de algunos de los leves respiros en el precio de la luz, pero la energía eólica también cobra siempre el más alto. Así, acelera la amortización de la inversión.
Que si casi no ha llovido, que si apenas ha salido el sol… Al final siempre que acaba subiendo el precio de la luz se le termina echando la culpa a las renovables. Y todavía falta otra más, la de que el viento no sopla con la suficiente intensidad. Pues bien, hace unos días hubo una sutil rebaja del precio, precisamente, impulsada por la fuerza del aire. Claro, que hablar de bajada cuando el precio estuvo por encima de 90 euros por MWh puede resultar hasta ofensivo y más si se tiene en cuenta que la media de la última década fue de 45. Además, ocurrió un lunes de agosto cuando la demanda industrial aún está por debajo de los niveles habituales. También de lo que estará en septiembre y octubre cuando se recupere por completo la actividad económica.
Sea como sea y venga lo que venga lo cierto es que después de unos días de calor extremo llegó el viento y algo bajó el precio. No tanto como debería, pero algo es algo. Permitió desplazar en la subasta a centrales más caras como las de gas o las hidroeléctricas que son las que marcan el precio para la mayoría de horas. La importancia de la energía eólica en el sistema de generación es indiscutible. Supone ya más del 25% de la energía total del país en términos anuales, aunque hay momentos puntuales en los que los aerogeneradores se queden parados. Situaciones en las que no hay viento y que, además, suelen coincidir con la llegada de anticiclones. Tanto en invierno como en verano. Es normal, está previsto que falle cuando el frío o el calor son intensos.
Hasta el 25% de la energía de España la trae la fuerza del viento, pero a diferencia de otras tecnologías no multiplica sus beneficios con el precio marginalista. Lo utiliza para acelerar la amortización de la inversión.
Aún así, como ha contado Jorge Morales de Labra en Todo es mentira de Cuatro TV, la eólica es responsable de producir 1 de 4 MWh que se consumen en España. La cuarta parte y es mucho. Tanto como el precio que están cobrando por esa energía. El triple que el año pasado, pero con una diferencia importante respecto a otras tecnologías como nucleares o hidroeléctricas. Con esa diferencia de precio no está incrementando sus beneficios, sino que, en realidad, lo que hace es acelerar la amortización de la inversión. Sutil, pero importante. Tienen comprometidos unos pagos fijos anuales que se revisan cada 6 años. Aún queda tiempo, pero la próxima toca en 2025. Lo que ocurrirá entonces es que se les restará parte de lo que se paga en la factura de la luz.
Así se le disminuirá el pago fijo como consecuencia de lo que ya está cobrando ahora de más. Con lo cual a largo plazo no se pagará de más a la eólica como sí ocurre con otras tecnologías. La hidroeléctrica es el mejor ejemplo. Ya están amortizadas desde hace décadas. Otra cosa es pensar si este es el mejor momento para acelerar la recuperación de la inversión con los niveles de precios de precios actuales. Tenían previsto hacerlo en 20 años, estaban tranquilos con los plazos y, por tanto, no hay necesidad de acortarlo a 10. Mejor invertir los esfuerzos en el cambio de modelo energético y de la legislación que lo permite. Curioso. Hay tecnologías que ya están rentabilizadas y otras que se quieren amortizar demasiado pronto, todo a costa del consumidor.