Seguro que más de uno lo ha pensado en alguna ocasión. Ser 100% independiente mediante la instalación de paneles solares que se complementen con una batería. Sin embargo, solo hay un caso en el que compensa desconectarse de la red eléctrica.
Pasa mucho en las casas de campo. Vivir en lugares recónditos y alejados de la civilización puede sonar muy bien, pero hay algunas dificultades. La principal es que llevar hasta allí servicios como el agua o la luz cuesta muchísimo dinero. Y cuando se dice mucho es que 30.000 euros o así suele ser un presupuesto muy ajustado. Para el primer suministro siempre ha habido soluciones como los pozos y ahora con los paneles solares y las baterías también para la segunda, pero con algunos matices. Sin duda, es una alternativa más barata. Práctico y eficiente, pero ¿es posible vivir desconectado de la red eléctrica? ¿En qué casos podría funcionar?

El único caso en el que merece la pena estar desconectado de la red eléctrica
Esta situación es muy diferente a la de las personas que ya viven en un entorno en el que ya llega la electricidad. Aun así, son muchos los que han tenido este pensamiento en alguna ocasión, sobre todo con los altos precios de la luz de la crisis energética. Paneles para ser independientes, autosuficientes y poder desconectarse de la red. Adiós a todas las preocupaciones de si sube o baja el coste de la energía. En este caso todos deben saber que esto no es recomendable, pero requiere de una explicación algo más detallada. Lo primero porque puede no merecer la pena hacer el gran desembolso de dinero que requiere.
Los números del autoconsumo fotovoltaico
Cuando uno empieza a poner paneles solares puede cubrir fácilmente el 30-40% de su consumo sin gran esfuerzo económico. Enseguida y de forma inmediata. Después si a la instalación se le añade una batería puede subir de golpe unos 20 puntos porcentuales, superar más de la mitad de toda la electricidad que necesita y llegar hasta el 50-60%. A partir de ahí la cosa se complica y aumentar el porcentaje de autoconsumo tiene un coste exponencial.
Si llegar al 40% con la instalación de paneles solares puede costar unos 4.000 euros con ayudas y subvenciones, la adquisición de la batería para alcanzar el 60% requiere de un presupuesto similar. En total, unos 8.000 euros aproximadamente, pero ya subir del 60% al 70% puede llegar a suponer duplicar esa cantidad. Otros 8.000 euros para aumentar tan solo un 10% adicional. Por supuesto, cuanta mayor independencia energética se quiera alcanzar va subiendo más y más.

Por este motivo, lo que se suele hacer en este tipo de casas de campo aisladas y sin conexión a la red es tratar de alcanzar el 90%. Aún así puede ser más barato que hacer que llegue la red eléctrica hasta allí. Y después el 10% adicional hasta el total de las necesidades se suele cubrir con un generador o grupo electrógeno. Es decir, se genera electricidad con gasoil en aquellos momentos puntuales en los que se pueda necesitar. Probablemente solo sean unas pocas horas al año, pero está ahí disponible por si acaso. Algo que por cierto es una barbaridad desde un punto de vista ambiental y desde la propia filosofía de sostenibilidad del autoconsumo. También desde los riesgos que conllevan el uso de estos equipos en domicilios.
¿Desconectarse o no de la red eléctrica? La recomendación final.
Y eso sin contar con la perspectiva económica. Sale muy caro. Esta es la razón por la que si se dispone de conexión a la red es mejor utilizarla para ese 10% de energía restante. Eso sí, lo mejor antes de tomar cualquier decisión es hacer un estudio detallado de la producción, el consumo y los costes para saber si merece la pena en casas aisladas pagar el dineral que cuesta llevar un punto de acceso o si por el contrario merecen la pena las baterías y el grupo electrógeno. Solo en este caso, porque si ya se dispone de conexión la recomendación siempre es no desconectarse cuando se instalan paneles solares. Lo ideal es mantener el suministro eléctrico para completar hasta el 100% de la energía que se necesita.