El país con más regasificadoras del continente e independencia a través del gaseoducto de Argelia, pero ¿podría España convertirse en una superpotencia del gas en Europa?

Posición privilegiada. La dependencia del gas de Rusia en España es un mal menor. Menos del 8% del que se consume en España viene de este país. Mucho menor que en el resto de Europa, pero el gas no solo llega a través de los gaseoductos. También lo hace en barco de otros lugares del mundo y lo hace líquido. La mejor y más económica forma de transportarlo. Por eso, después para poder utilizarlo hay que devolverlo a estado gaseoso y son necesarias las regasificadoras. Ahí sí que hay una ventaja. La península ibérica tiene la mayor concentración del continente de este tipo de estaciones. 7 en total si se cuenta con la que hay en Portugal y lo mejor es que todas están operativas en este momento. Gran oportunidad para convertirse en potencia:
Mayor independencia. Mientras España cuenta con la mayor concentración de regasificadoras de Europa, otros como Francia tienen la mitad o incluso ninguna como en el caso de Alemania.
Pues, por estos especiales puertos entra aproximadamente la mitad del gas de España. Eso sí, también hay que tener en cuenta que es algo más caro que el que llega por gaseoducto. Aún hay más… porque por eso por vía terrestre llega el 50% restante. Dos conexiones directas con los productores que en este caso no es Rusia sino Argelia. El primero por el mar de Alborán hasta Almería y el segundo por Marruecos hasta Tarifa. Este último como cruza territorio marroquí sucede algo muy parecido que con Rusia y Ucrania. Cobran un peaje, pero las similitudes son aún mayores. También tienen sus conflictos y tensiones políticas. Por eso, recientemente Argelia ha decidido cerrarlo. Demasiadas similitudes con los gaseoductos rusos.

Además, hay otro, pero en este caso no de entrada sino de salida. El gaseoducto que conecta a España con Europa. Ahí está, en los Pirineos, entre el País Vasco y Navarra y ahora no son pocos los que ven en él una gran oportunidad. No solo de negocio sino también para aportar de algún modo una solución a la dependencia del gas ruso. No es tan sencillo como parece. El problema es que es demasiado pequeño. Solo para hacerse una idea si se pusiera a sacar gas con toda su capacidad… Tan solo podría llegar a suministrar el 2% de todo el que se consume en Europa. Casi nada si se compara esta cifra con el 40% que en la actualidad aporta Rusia. Algo es algo. Se puede contribuir, pero tampoco es que sea demasiado. Ahí está el límite.

Por tanto, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1, eso de decir que España podría convertirse en una superpotencia del gas en Europa no es del todo cierto. Hay potencial, pero es limitado. Además, si se quisiera ampliar o hacer otro nuevo llevaría demasiado tiempo y la necesidad es ahora mismo. 10 años como mínimo y en ese tiempo, por la implantación de renovables ya no lo hará tan necesario. De hecho, estaba prevista la construcción de otro, pero por Cataluña. Fue desestimado hace ya algunos años tanto por el Gobierno francés y español como por la propia Comisión Europea. No se le veía rentabilidad económica a una obra que sería faraónica. Por supuesto, se podría repensar el proyecto, pero añadiría un problema más:
Grandes infraestructuras como gaseoductos las acaban pagando los ciudadanos para que al final solo se beneficien exclusivamente las pocas empresas que se encarguen de su explotación.