Vidas paralelas. Para explicar la evolución del precio de la luz en los últimos meses hay que fijarse en el del gas y en el de las emisiones de CO2 que crecen al mismo ritmo. Solo así se puede entender.
Hoy son ya 124 euros por MWh y lo peor de todo es que mañana volverá a subir. Así, un día sí y otro también. Lo del precio de la luz parece no tener límites. También consecuencias. La primera es que cada vez hay que rascarse más el bolsillo para pagar los recibos y empieza a no dar más de sí. Hay muchas más. Tal es la magnitud de la situación que hasta este año el máximo histórico de todos los tiempos era de 90 euros. Con Filomena y en momentos puntuales. Se podían contar con los dedos de la mano. Pues si en esas circunstancias el precio ya parecía una barbaridad, lo de ahora no tiene nombre. Por eso, para saber lo que está pasando, como ha explicado Jorge Morales en Madrid Directo de Telemadrid hay que analizar a fondo la evolución del precio del gas natural.
El precio de la luz todo el verano por encima de 100 euros por MWh, ahora son ya 120 y en menos de 24 horas llegará a los 130 cuando la media de la última década es de 35 euros.
Sí, del gas. No se trata de un error. Existen algunas centrales que para producir electricidad lo queman. Por tanto, su coste no solo influye a la hora de poner la calefacción, calentar agua o cocinar. También lo hace en el precio de la luz y es relevante. Solo hay que comparar su evolución con el del mercado TTF del Norte de Europa durante los últimos dos años. El verano pasado, justo después de los meses de confinamiento, costaba poco más de 12 euros por MWh. Desde entonces ha multiplicado por cuatro su valor hasta los 48. De hecho, 49 euros porque mañana vuelve a subir. Por tanto, también récord histórico del gas natural y esto con un agravante. Y es que en el Viejo Continente se utiliza sobre todo en invierno. Así, con la demanda bajo mínimos como sucede en verano está en niveles nunca antes vistos.
Así, aunque no hay fecha prevista para el fin de la escalada del precio de la luz, todo parece indicar que no acabará hasta que pase el invierno. Incluso será peor en enero y febrero. Seguirá al alza porque es cuando realmente se utiliza y así lo confirman los mercados de futuros. Esto, por un lado. Además, las centrales que utilizan gas para generar electricidad tienen una segunda particularidad y es que contaminan. Y eso en Europa se paga. Cada vez son más lugares en el mundo en los que se hace. Por eso hay otro mercado en el que se pueden comprar derechos para emitir CO2 a la atmósfera y aquí ha pasado más de lo mismo. Desde hace dos años, también durante la pandemia, cotizaba alrededor de 15 euros la Tm. de dióxido de carbono y ha subido hasta los 59. De nuevo se ha cuadruplicado.
En menos de un año el precio del gas y de los derechos de emisión se han multiplicado por cuatro. Desde los 12 euros/MWh a los 49 de mañana y hasta los 60 euros la Tm. de CO2 cuando no llegaba ni a los 20.
Es más, por primera vez en la historia mañana cotizará por encima de los 60. Por tanto, una serie de centrales han visto incrementados sus costes de forma significativa. Sin embargo, la verdadera cuestión de todo esto es qué porcentaje de la electricidad está afectada por el gas. En realidad, uno muy pequeño. Normalmente son menos del 10%. Muy pocas, pero afectan al resto por las propias reglas de juego que hay en España y el sistema marginalista. Ese que hace que todas las tecnologías cobren por igual el precio de la oferta más alta. Normalmente la del gas. Así, hidroeléctricas, nucleares, eólicas, solares, … cuyos costes no tienen absolutamente nada que ver con el gas ni tampoco contaminan y que, sin embargo, hoy están cobrando 124 euros, y hace un año 40. Es decir, que están multiplicando por tres sus beneficios. Todo encaja.