No solo es cosa de la energía, pero los altos precios de la electricidad y los combustibles están disparando los costes y la inflación. ¿Podrá la excepción ibérica contenerla?
Algo está a punto de cambiar en el mercado eléctrico. Está tardando más de la cuenta, pero lo bueno siempre se hace esperar. Las reglas de juego también se modifican… A partir de ahora con la excepción ibérica el 80% de la electricidad de España va a recibir un precio muy inferior al que venía cobrando en los últimos meses. Buenas noticias por partida doble o hasta triple. Además, mayor estabilidad en el precio, aunque el 20% de la energía restante, la que se produce con combustibles fósiles, seguirá cobrando lo mismo. Algo que, sin duda, puede causar ligeras subidas, aunque moderadas. Mucho tendría que subir el precio del gas para que se vuelvan a ver precios parecidos a los de este año que han llegado a superar los 700 euros/MWh. Eso sí, solo para los que tengan tarifas variables.
Pues, el 70% de las empresas tienen esta modalidad de contratación. Es decir, aquella en la que el precio de la luz es diferente para cada uno de los días y de las horas del año. Consumidores que, por cierto, ya han visto reducidos sus recibos sustancialmente respecto a hace unos meses y más que lo harán con la excepción ibérica. Todo lo contrario que en el ámbito doméstico en el que tan solo 4 de cada 10 familias tienen tarifas variables. El resto la tienen a precio fijo y seguirán pagando lo mismo. Eso sí, lo que va a afectar a todos por igual es la influencia de la luz en la inflación. Eso está claro, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1. La idea principal de la que parte la medida y también objetivo fundamental. Al final acabará repercutiendo positivamente haciéndolo bajar.
A diferencia de los hogares en los que solo 4 de cada 10 familias tienen una tarifa variable en el sector industrial sucede lo contrario y más del 70% utilizan esta modalidad de contratación.
No tiene mucha ciencia. Menor precio de la electricidad supone también un descenso de los costes de producción y, por tanto, de los productos finales. Efecto en cadena, pero a la inversa para contener la inflación: electricidad más barata es siempre mejor para todos. Además, si se habla de inflación hay que tener en cuenta otro aspecto importante. Y es que con el IPC pasa otra cosa muy curiosa. La cesta de productos de la que se compone para analizar sus precios es muy diversa. Desde alimentación hasta transportes, ocio y cultura. Cabe un poco de todo entre los que destaca la energía y, por supuesto, la electricidad, pero con una diferencia. Al contrario que con el resto de los bienes y servicios no se incluye una media de toda la oferta disponible.
Solo se tiene en cuenta a la oficial que es precisamente a precio variable. El resto de modalidades del mercado libre ni siquiera se tienen en cuenta. Así, lo que sucede es que como las tarifas variables son precisamente las que se están desplomando, y más que lo harán en las próximas semanas, el IPC también bajará… Eso sí, hay que insistir que la rebaja no afectará a todo el mundo por lo que su reflejo en la inflación tampoco será del todo real. Más del 60% de los consumidores domésticos no lo van a notar. Sí, a pesar de que el Índice de Precios al Consumo caiga habrá 17 millones que van a seguir pagando por la luz exactamente lo mismo que antes. La explicación es muy sencilla… Tienen una tarifa a precio fijo que ni sube ni tampoco baja hasta que llegue el momento de la renovación.