Materia prima, tipo de cambio, cotizaciones internacionales, impuestos… baja el precio del butano por segunda vez consecutiva, pero a la hora de calcularlo no se presta suficiente atención a los costes de distribución.
Las cuentas ya no salen se mire por dónde se mire. No hay manera de cuadrar los presupuestos familiares. Primero la energía y luego los alimentos y los bienes y servicios más básicos han hecho que se hayan tenido que poner en práctica todo tipo de trucos para ahorrar casi sea como sea. Sin embargo, no hay que pensar que todo son subidas. También hay bajadas. Pocas, pero ahí están. Por ejemplo, la bombona de butano es un poco más barata que hace tan solo unos meses. Ahora mismo cuesta 18,58 euros con los impuestos ya incluidos. 0,96 euros de ahorro respecto a la última revisión de precios de hace 6 meses. Es decir, es una rebaja del 15% para aliviar, aunque solo sea un poco los bolsillos de las familias. Curiosa la situación.
Llama la atención porque en un momento de tendencia al alza de la energía en general, y de los combustibles en particular, se produzca este descenso en el butano. Pero, ¿por qué está bajando? Materia prima, cotización internacional, tipos de cambio, tasas e impuestos … Aunque muchos son los factores que influyen en el precio de esta materia prima es algo que se explica básicamente por la fórmula que se utiliza para calcularlo. El importe que se paga por el butano está regulado por ley y es revisado y publicado en el BOE cada dos meses en base a dos variables. La primera tiene en cuenta los aspectos anteriores y ahí está la clave. Todos han bajado bastante. Sin embargo, no solo se trata de traer el gas y llenar la bombona. Luego hay que se transportarla a todas y cada una de las viviendas que lo necesitan.
Más barato que otras fuentes de energía y, además, tiene ventajas añadidas. La vida útil de las bombonas es indefinida. Solo deben pasar una revisión cada 15 años, pero eso no quiere decir que ahora haya que pasarse al butano.
Buenas noticias para los consumidores, pero no tanto para las empresas del sector. Sobre todo, porque el precio de la energía, efectivamente, ha bajado, pero los de distribución se mantienen. El mecanismo o la fórmula por la que se calculan los márgenes logísticos no se han visto modificados a pesar del incremento del coste de los combustibles, entre otros aspectos. Y es algo que desde el sector aseguran que les perjudica. No solo a ellos sino, a la larga, también a los consumidores. Más que nada porque así se pone en riesgo el canal de distribución. Hasta el punto de que podría ponerse en peligro que el producto no llegara a todos los clientes en algún momento y, sobre todo, en determinadas zonas geográficas. El modelo dejaría de ser viable para las pequeñas empresas distribuidoras que se encuentran al final de la cadena.
Además, hay que tener en cuenta que el butano es especialmente importante en zonas en las que el suministro de gas natural es inexistente. No llega a todas partes, pero las bombonas sí. Lugares en los que se convierte casi en uno de los pocos recursos que se pueden obtener como fuente de calor y, sin embargo, no se tienen en cuenta este tipo de costes tan determinantes. Por otro lado, el precio del butano en España está muy alejado de lo que cuesta este tipo de combustible en cualquier otro país de Europa. Es mucho más barato. De hecho, es la nación de la Unión Europea en la que resulta más económico comprarlo. Sin ir más lejos, en Portugal, el siguiente más bajo, es al menos un 50% superior. Allí, roza los 30 euros frente a los 18,58 a los que se vende aquí.