Con el fin a las importaciones de Rusia, no se esperan subidas ni tampoco bajadas, pero lo que sí se puede prever es que siga siendo el diésel más caro que la gasolina a pesar de estar bonificado fiscalmente y hasta que el mercado se vuelva a restablecer.
Tanto o más que el de la electricidad. Todos los mercados energéticos son complicados y el del petróleo y sus derivados aún más. Hay mucho dinero en juego y no solo en lo que se refiere al precio de la materia prima. Esencial para la economía de los países. Por este motivo, cualquier circunstancia puede afectar de forma muy significativa y el fin de las importaciones de diésel de Rusia podría ser determinante. Además, si a todo eso se le suma que ya hay una gran tensión, el temor de los consumidores a un incremento aún mayor se dispara. La preocupación está ahí… Sobre todo, porque incluso antes de poner en marcha esta nueva sanción al combustible ya está en los surtidores por encima de los 1,70 euros por litro. Más caro que la gasolina.
La realidad no se puede negar. Es la que es… Ahora mismo el número de vehículos diésel que circulan por las carreteras es bastante superior a los de cualquier otro combustible o tecnología como los eléctricos. Más de la mitad de todos los que hay el parque automovilístico español. Así, España está muy por detrás del resto de países de la Unión Europa. Eso sí, también es verdad que en los últimos 3 años las ventas de este tipo de coches han caído en picado y no solo por el precio a la hora de repostar. Hay otras muchas implicaciones como la contaminación ambiental. El problema es que no se sabe cuánto va a prolongar la situación de tensión en los mercados, pero no es algo nuevo. No es cosa de los últimos meses. Viene de atrás. Durante todo el 2021 el diésel fue más caro que la gasolina.
Antes del inicio de la guerra en Ucrania del total de importaciones de diésel de la Unión Europea, el 44% procedía de Rusia. En 2022 bajó al 30% y a partir de ahora tiene que ser 0 y además de forma obligatoria.
Y eso no se cree que vaya a cambiar en el corto plazo. Es decir, seguro que durante meses se va a mantener. No se sabe si años, pero meses probablemente sí. En cualquier caso, España está muy bien posicionada si se compara con el resto de Europa. La situación está estabilizada a lo que hay que sumar la capacidad de refino. Importante, porque ya no se está hablando del precio del crudo que, por cierto, ha bajado bastante en los últimos meses. Las sanciones a la materia prima en crudo llegaron antes y el mercado ya las ha asumido. Ya no debería afectar mucho más. Sin embargo, de lo que se trata ahora es de los productos refinados. De lo que sale directamente de los surtidores, del queroseno para los aviones y hasta del asfalto para las carreteras. Va más allá porque todos son productos derivados.
Por tanto, es en las refinerías donde se pueden producir más desequilibrios y, por fortuna, aquí es diferente. España tiene la capacidad de refinar lo necesario para satisfacer toda la demanda interna. Apenas hay importaciones. A ves sucede lo contrario y exporta parte de la producción y ahí está la dificultad cuando en otros países la situación no es buena. Al ser internacionales los mercados todo afecta. Si por ejemplo, en Alemania hay falta de suministro puede hacer que el precio aquí aumente porque se prefiera vender allí. Mayor beneficio para las refinerías. Así de sencillo. Exactamente igual que sigue pasando con el gas natural. Está claro, la autonomía en cuanto a productos refinados es diferente en cada lugar y afecta globalmente. Tranquilidad en cuanto a la disponibilidad de todo tipo de combustibles, pero preocupación por los precios. Seguirán altos y el diésel por encima de la gasolina.