Si se habla del gas de Rusia no hay que dejar espacio a la improvisación. Hay mucho en juego… Por eso, antes de ponerlo en marcha se debe pensar muy bien en todas las implicaciones del plan de contingencia energético.
Eso que piensan algunos de que el mejor plan es no tener uno, se equivocan. Sin duda, la mejor improvisación es la que está preparada. Siempre hay que tener un plan o, incluso, algunas otras alternativas B o C por si falla el primero y más si la situación es impredecible. El problema es que si Rusia corta el gas no se sabe si será provisional o definitivamente. Por eso, ha llegado la hora de buscar soluciones y todas pasan por la creación de un plan de contingencia. Acción de cooperación no solo entre los Gobiernos de la Unión Europea sino también entre las distintas corporaciones, pero ¿qué significa esto? En realidad, cuatro cosas fundamentalmente:
“…se trabaja en un plan europeo de reducción de la demanda con la industria y con los 27 Estados miembros…. También se están revisando los planes nacionales de emergencia para asegurar de que todos están listos ante posibles cortes”. Ursula von der Leyen.
(1.) Obligación de aumentar las reservas y almacenamiento de gas en toda Europa. El objetivo es que lo antes posible todos tengan como mínimo y lo antes posible guardado el 80% del necesario para pasar el invierno. Luego ya se verá si se puede conseguir más adelante el 20% restante… Y eso significa que hay países como España que están, en estos momentos, muy cerca de lograrlo. Tienen el 70% guardado y llegar a esa cifra en los próximos meses no parece excesivamente complicado. Eso sí, hay otros que pueden llegar a pasarlo muy mal como Bulgaria, Rumanía, Hungría … no están ni de lejos en esas cifras de reservas. Por este motivo, la medida tiene otras implicaciones. Divide a la Unión Europea en dos bloques a nivel energético: hay que aumentar el almacenamiento y no todo el mundo puede hacerlo.
(2.) También significa diversificar fuentes de energía. El gas natural que se utiliza en el continente no puede provenir exclusivamente de Rusia. Por eso, se está empezando a comprar en otros lugares del mundo como Asia. Ya se hacía antes y se quiere ampliar todo lo posible, pero hay algunas dificultades. Para empezar que la demanda en este continente ha aumentado un 70%. Europa compra el 30% restante frente al 20% que adquiría el año pasado. El incremento ha sido grande, pero incluso diversificando, países como Alemania no tienen forma de convertir ese gas líquido como viene en los barcos a estado gaseoso. Antes tienen que pasar por regasificadoras que están, entre otros países, en España. Por tanto, esta segunda implicación del plan de contingencia también puede ser ineficaz para determinadas economías.
Y, además, hay otras dos que afectan de forma más directa a los ciudadanos como… (3.) Recortar la demanda. Es decir, medidas de ahorro y, sobre todo, de eficiencia energética. Por ejemplo, coordinar que las duchas duren menos o asumir que los hogares estén menos acondicionados. Son solo recomendaciones, pero en Alemania ya se está concienciando a la población. Y (4.) Crear prioridades a la hora de establecer cortes de suministro. Es decir, ante la posibilidad de que haya falta de abastecimiento de gas en Alemania, sin ir más lejos, se está pensando ya que los hospitales van primero, después las residencias de mayores, colegios … y así sucesivamente. Hay que poner un orden lógico para ver quien queda en último lugar si se llega a cortar el gas.
“También pide que todo el mundo haga un esfuerzo individual para recortar el consumo de gas bajando un poco la calefacción igual que se hace con el de agua cuando hay sequía o al ponerse una mascarilla para combatir el Covid”. Josep Borrell.
Hasta cuatro implicaciones diferentes en el Plan de contingencia que está preparando la Unión Europea y al que, por supuesto, se sumará también España. Alrededor del día 20 de julio la Comisión Europea hará pública la comunicación en torno a todas estas recomendaciones para afrontar el próximo invierno. La propuesta incluirá diferentes escenarios ordenados de menor a mayor riesgo e incluirá medidas concretas para cada uno de los niveles. Solo después de haber escuchado a todas las partes se abrirá una ronda de debate con los distintos actores para poder llevarlo definitivamente al Consejo de ministros. Queda camino, pero hay que darse prisa.
