Sube y bajan. Los mercados energéticos probablemente son algunos de los más sensibles. Influyen muchos factores y, además, son difíciles de predecir. Entonces, ¿cuál es la intencionalidad tras las medidas de ahorro energético?
Cada vez que alguien habla…, ¡sube el pan! O en este caso, más bien, el gas y la electricidad. Lo bueno que tiene es que también lo pueden hacer bajar. Las declaraciones y amenazas de Putin los encarecen. Eso sí, ahora ya menos de lo previsto, pero las que se hacen desde la Comisión Europea también afectan de forma positiva. Reducir el consumo, limitar los beneficios de las renovables y nucleares, impuestos a las energéticas… Muchas son las propuestas de medidas que se han anunciado y, aunque, luego hay que adaptarlas a las peculiaridades de cada mercado, ya deja sentir sus efectos. Solo con plantearlas tiene su reflejo en los precios. Bajan, lo que deja claro que también hay una intencionalidad en su formulación a la hora de plantearlas para causar ese impacto, pero ¿es solo un efecto rebote y luego volverá a subir?
Hace tan solo unos días, a finales de agosto, el precio del gas en el mercado más importante de Europa (TTF) estaba por encima de los 300 euros MWh. La cosa ha cambiado bastante durante este tiempo. En estos momentos cotiza ligeramente por encima de los 200. Importante bajada que siempre hay que analizar lo que ha sucedido en la última semana. Pues, lejos de lo que pueda parecer, las tensiones con Rusia no solo no se han suavizado, sino que se han agravado. Además, lo han hecho bastante. Todo porque a principios de mes directamente se ha cortado el suministro. Ya no llega nada a través del Nordstream, que es el principal gaseoducto que lo lleva hasta Alemania. Sin embargo, ha disminuido, nada más y nada menos que un 35%. El descenso es enorme a pesar de que el precio sigue siendo muy alto.
Sí, la media de los últimos años está en 20 euros/MWh y eso es ¡10 veces más que lo normal! Efectivamente cualquier tipo de anuncio o declaración afecta a los mercados. Suben o bajan y el de esta reducción obligatoria en todos los países miembros de la Unión europea, no iba a ser menos. Lo mismo sucede cuando Rusia dice que va a cortar el gas. Entonces sube. Acción y, por supuesto, reacción. El de la energía es un sector muy sensible a la rumorología. Pero no es solo por el descenso en el consumo. Lo que pasa es que la Comisión Europea ha dicho y propuesto muchas cosas más.
“… proponemos un tope a los ingresos de las empresas que producen electricidad. Estas compañías se están haciendo con unos ingresos con los que no habían contado en ningún momento. Con los que nunca habían soñado…”. Ursula von der Leyen.
Por ejemplo, un nuevo impuesto a las empresas energéticas. Exactamente sobre el 33% de los beneficios extraordinarios que obtengan. Además, también ha anunciado una disminución de la retribución a las renovables y las nucleares a 180 euros por MWh. Por cierto, tecnologías que ya ganan dinero cuando venden la electricidad a 50. Pues esa decisión tiene un alto impacto porque supone modificar el sistema marginalista de fijación de precios. Algo así como trasladar la excepción ibérica a todos los países de Europa. Todo afecta, en mayor medida, haciendo bajar el precio de la electricidad en el mercado mayorista.