La parte positiva, salta a la vista. Reducción del 21% al 5% y eso pueden ser hasta 70 euros de ahorro en el recibo. La negativa es que depende del tipo de tarifa y que no aplica a todos los consumidores domésticos.
Una de cal y otra de arena. Al usar esta expresión siempre hay una duda. ¿Cuál es la parte buena y la negativa? No está nada claro. Igual habría que haber utilizado otras sustancias para hacerlo más sencillo, pero esa es la mezcla necesaria para preparar la argamasa. Material imprescindible en la construcción. En el sector de la energía pasa un poco lo mismo. Cada vez que parece que sí, al final es que no. También puede pasar al revés. Es decir, un auténtico lío porque es impredecible. Baja del 21% al 5% y esa es la parte positiva, la de arena. Muy buena, pero breve porque lo malo es que el periodo de vigencia va a ser breve. De momento tan solo tres meses. Del 1 de octubre al 31 de diciembre y no hace falta recordar que el invierno y la temporada de calefacción llega hasta marzo.
De hecho, las dos facturas más fuertes son las de enero y febrero. En principio, fuera ya de plazo. Además, hay que tener en cuenta otro detalle muy importante y es a quién aplica… No se ha desvelado aún, pero la rebaja del IVA de la luz no afectaba a todos los consumidores. Fundamentalmente a los hogares y de forma especial a las que tengan casas pequeñas. Las más grandes, empresas y autónomos quedaban fuera. Por eso, todavía hay que esperar a ver cómo se concreta la letra pequeña de esta rebaja del IVA del gas. Eso sí, en realidad, lo que importa es saber el importe que cada uno se puede llegar a ahorrar en el recibo, tal y como ha contado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco.
La prórroga de la limitación de las previsibles subidas de la tarifa TUR garantiza que, hasta la primavera de 2023, y durante los meses más fríos del año, no subirá más del 5% trimestral.
Siempre que se habla de consumo es difícil hacer medias, pero una primera estimación puede dar la sensación de que el mercado libre se llevaría lo bueno. Ahorro de unos 71 euros anuales. Algo menos que en el regulado que no llegaría a los 35. Por supuesto, que estas cifras tienen truco. ¿Qué es mejor ahorrarse esa cantidad o la mitad? Sin duda, la mayoría, sin saber más que eso, elegiría la primera opción. Sin embargo, antes de elegir es necesario saber que para conseguirlo hay que pagar un recibo de 700 euros y en el regulado es solo de 300. Sencillo porque se trata de un impuesto, o en este caso descuento, porcentual. Es decir, cuánto más se gasta el ahorro bruto es mayor. Entonces lo que hace es reflejar que el mercado libre es el doble de caro. Lo más barato siempre es la tarifa TUR.
Mucho más. El problema es que no todo el mundo se puede acoger a esta tarifa. Por ejemplo, las calefacciones comunitarias. Importante porque pueden ver multiplicado el coste durante este invierno por 5. Toca buscar una solución porque en el fondo también son consumidores domésticos. Mientras, los que la tengan individual, deben cambiarse ya mismo a la tarifa TUR. La que regula el Gobierno y cuyas subidas están controladas. En estos momentos se encuentra artificialmente limitada para que solo se pueda incrementar el 5% trimestral. También aumenta, pero es hasta 5 veces más barata que las del mercado libre. Lo que significa que una factura de 500 se puede pasar a pagar más de 2.500 solo por no tener la tarifa adecuada. Gran diferencia y, por eso, no son pocas las comunidades que ya están buscando fórmulas para ahorrar restringiendo los horarios.