No es solo una cuestión de conciencia medioambiental. También es económica. Autoproducir la energía que se consume es muy rentable. Incluso aunque los precios de la electricidad sean bajos o cero en muchas horas del día. Si se consume de la red no llega a ser gratis del todo porque al importe final hay que sumarle cargos, peajes, impuestos y alguna cosa más. ¡Salen las cuentas! Además, ya no hace falta tener un tejado disponible. Hay muchas alternativas para hacerlo. Pagar cero euros en la factura de electricidad es posible si se tiene una segunda residencia con la batería virtual, mediante el autoconsumo colectivo si se vive en una comunidad, o con el llamado remoto, en el que los paneles se encuentran a distancia. Todas son buenas soluciones, pero…
Lo primero que hay que saber es cómo se compensan los excedentes. La compensación se realiza a través de los sistemas electrónicos que las eléctricas utilizan para intercambiar información. Es algo realmente complejo, pero sin entrar en detalles técnicos lo que dice la Ley es lo siguiente. Básicamente que si la instalación de autoconsumo se encuentra a dos kilómetros o menos es como si se encontrara in situ. Como si estuviera en el propio tejado y se descuenta directamente del contador a todos los efectos. Es decir, como si la energía que produce nunca hubiera pasado por los sistemas de medición de consumo eléctrico. Por tanto, a menos de esa distancia es igual que tener los paneles en casa. A efectos económicos es exactamente lo mismo.
En la búsqueda de las facturas de la luz cero (o casi) hay muchas alternativas para tratar de conseguirlo incluso, aunque no se disponga de un tejado propio. Eso sí, hay que tener en cuenta que el ahorro del autoconsumo remoto o de la batería virtual nunca será el mismo que si se consume la energía in situ.
Eso si está a menos de 2 kilómetros porque si la distancia entre el punto de generación y el de consumo es superior… ¡la cosa cambia bastante! Si es mayor a 2.000 metros se entiende que es una instalación que está vendiendo energía y que, asimismo, se está comprando en otro lugar, aunque el titular sea el mismo. Por este motivo lo que lo que las compañías pueden hacer es casar ambas cosas. Es decir, hacer que el precio de venta y de compra sea el mismo, pero teniendo en cuenta que al adquirirla hay que sumarle otros conceptos. Sí, los famosos peajes, cargos e impuestos que hacen que ya no sea tan rentable. No se puede intercambiar kWh por kWh. Así, el precio base puede ser el mismo, pero el de adquisición siempre será algo superior. Nunca llegará a ser gratis del todo.