Es un hecho que las facturas están subiendo para todos. Tanto las del gas como las de luz, pero hay un buen número de personas que, además, las reciben con estimaciones de consumo que luego no se corresponden con la realidad. Al alza, rara vez a la baja.
No son casos aislados. Es algo que pasa con mucha más frecuencia de lo que se piensa. De hecho, lo normal es que a todo el mundo le haya pasado en algún momento determinado o, al menos, a alguien conocido. Importes en las facturas que no hay por dónde cogerlos. No hay quien los entienda y no por la dificultad para leerlos. Llama mucho la atención. Hasta el punto de quedarse en shock con la factura y, sobre todo, para empezar a pensar en qué es lo que se ha podido hacer mal. Lo más probable es que no se haya hecho nada especial ni fuera de lo común. Ahí es cuando se empieza a sospechar que algo no está de todo bien. Hay familias a las que han llegado recibos de hasta 1.100 euros por una lectura estimada del gas.
La energía en general, y este suministro en particular, es más caro que hace un año, pero no para tanto. Muy llamativo porque eso es para una vivienda normal y corriente. Solo por el uso de la calefacción ya que el agua caliente se alimenta de los paneles solares con los que cuentan desde hace tiempo las más recientes construcciones. Puede ser incluso peor porque cifras similares se han dado incluso durante el verano y eso sí que no hay por dónde cogerlo. La climatización se pone para enfriar las casas y no para calentarlas y además la mitad del tiempo se está fuera de vacaciones. Raro, raro, raro… Lo peor de todo es que es algo que se produce con frecuencia y las compañías aseguran que lo hacen teniendo en cuenta los consumos anteriores. La realidad es otra. Procedimiento habitual, pero no debería ser así.
Más que nada porque, al menos, las de la luz son automáticas. Lo del gas merece un capítulo a parte porque no es normal que en el s.XXI haya que mandar una foto con el consumo o anotarlo en una lista en el portal… Más cómodo y barato para la compañía, pero una molestia para el consumidor que si se descuida y olvida luego le viene la sorpresa de la lectura estimada.
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Aun así, lo que pasa es que la tecnología a veces falla. Hay errores de comunicación por los que el suministrador no puede acceder a la información del contador. Y, de este modo, en vez de enviar a alguien a hacer lectura se esperan a que funcione. Puede pasar bastante tiempo y lo peor es que mientras tanto solo pueden cobrarnos de manera estimada o únicamente la parte fija del recibo. Y luego, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Antena 3TV Noticias 2, es que cuando aparecen meses después, facturan lo de ese tiempo al completo y en una única vez. Por supuesto, incluyendo todo el consumo de ese periodo. Facturas que no son ni de lejos parecidas a las habituales. Al final lo único seguro para evitar sorpresas es apuntar el consumo y reducirlo siempre que se pueda.