¿Competir en igualdad de condiciones? Fair play financiero lo llaman en el deporte del balón y en el mundo de la energía, tasa nuclear, pero es insuficiente. A ver qué dice el VAR.
La energía nuclear está dopada. Al menos económicamente y es algo que todos los aficionados al fútbol entienden a la perfección. No compiten en igualdad de condiciones. Esto no lo dice cualquier persona sino el Tribunal de Cuentas que de números saben un rato. Aunque, en realidad, tampoco hay que echar muchos cálculos para darse cuenta de que en realidad están subvencionadas. París Saint-Germain, Manchester City, … despiertan muchas, pero que muchas sospechas, por la gran cantidad de recursos disponibles para fichajes. Por supuesto, todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Es decir, hasta que el árbitro pite el final del partido. Sin embargo, lo de la energía nuclear está ya visto para sentencia. Auténtico doping en la electricidad. Fair play financiero lo llaman en el deporte del balón y en el mundo de la energía, tasa nuclear. Compiten en condiciones más ventajosas que cualquier otra tecnología.
Almacenar residuos de las nucleares en almacenes geológicamente estables es trasladar el problema de la radioactividad a las generaciones futuras durante decenas de miles de años.
Meten goles a todos los contribuyentes, pero el Tribunal de Cuentas les ha pillado en fuera de juego. No solo disponen de más recursos para fichajes, sino que, además, no pagan la factura completa. Sí, se van del restaurante sin abonar ni los postres ni la bebida. Tampoco son de abonar los impuestos de recogida de basuras, los que se pagan con el IBI. Pues de eso va la tasa nuclear, de la gestión de sus propios residuos que no son precisamente de los que van al contenedor amarillo. ¡Radioactivos! Desde que las nucleares llegaron a España allá por los años 70 llevan prometiendo que se van a hacer cargo de ellos. La realidad es que no hay avances significativos. 50 años, décadas de investigación y miles de millones de euros después, lo más creativo que se les ha ocurrido es enterrarlos lo más profundo posible y cruzar los dedos.
Muy fuerte, eso sí, y durante miles de años. Más dinero gastado que lo que se ha invertido en renovables en todo este tiempo solo para trasladar el problema a las generaciones futuras. Todo por la energía que se está consumiendo ahora. Sin una solución definitiva, en unos países con más éxito que en otros lo que se acaba es socializando los costes. Sí, el próximo fichaje del equipo lo pagan todos los ciudadanos, incluso los del eterno rival. Es decir, mientras que las empresas que explotan las centrales se forran con la electricidad cuando llega la hora de echar el cierre miran para otro lado. De desmantelarlas se encarga una tercera compañía, generalmente pública por todos los riegos que asume. Eso sin contar con que, además, hay que hay que gestionar sus residuos durante decenas de miles de años. Lo que dura la radiactividad.
De 2.300 millones de euros es el agujero económico que han generado las nucleares a la empresa pública Enresa por la gestión de sus residuos y la cuenta sigue subiendo.
Demasiado. Ninguna empresa privada en su sano juicio asumiría tal responsabilidad durante milenios. Por eso, en España el riesgo lo asume Enresa que elabora un plan que aprueba el Gobierno con una estimación del coste de la gestión de los residuos durante un periodo de tiempo de 80 años. Sí, el actual solo llega hasta el año 2080. Demasiado poco porque dentro de 60 años la radioactividad de los residuos aún estará en su más tierna infancia. Así que de coste cero como les gusta hablar a los defensores de las nucleares, nada de nada. Sin pensar si quiera en el siglo que viene las cuentas ya fallan. No cuadran para el Tribunal de Cuentas que en 2015 alertaba en un informe que había un agujero en los números de nada más y nada menos que 1.800 millones de euros. Casi nada.
Pues ahí no queda la cosa… El pasado año el mismo Tribunal hizo un seguimiento del informe de 2015 y aumentó la cifra en otros 500 millones de euros. Suma y sigue, ¡2.300 en total! En total no, porque a nadie se le escapa que aún faltan décadas para el 2080 y la cuenta sigue subiendo. Ahora sí, es hora de hacerse la pregunta del millón: ¿de dónde saca Enresa el dinero para gestionar los residuos? Pues de la tasa que pagan las propias centrales nucleares en función de una serie de parámetros que tienen que ver con su producción. Insuficiente a todas luces visto el agujero que han generado en apenas unos años. Por este motivo, recientemente se ha aumentado en un 20%. También escaso porque mientras en España apenas se pagan 7 euros por cada mWh en Alemania les cuesta a las nucleares 3 veces más.
En los últimos años la tasa que pagan las nucleares por la gestión de sus residuos radioactivos apenas se ha subido un 20% mientras que en países como Alemania pagan hasta 3 veces más.
¡300% más! Se cubren para cualquier imprevisto que pueda surgir y salta a la vista que van a surgir. Si ya lo ha hecho en las primeras décadas del plan a 20 años…. Debe haber un cierto margen de seguridad para garantizar ese sobrecoste que de otra manera al tratarse de una empresa publica van a ir a parar a los Presupuestos Generales del Estado. Sí, al final el pato lo van a pagar los mismos de siempre. Todos los contribuyentes y eso no es fair play ni financiero ni deportivo, ni tampoco competir en igualdad de condiciones. Doping en la electricidad. Marcan goles en fuera de juego a todos y es tan claro que no hace falta ni el VAR para comprobarlo.