Desarrolladas en los años 80 para producir energía durante 30 años… En realidad, la vida de las nucleares ya se ha ampliado… Por eso el debate que se ha generado sobre si mantenerlas en funcionamiento es solo la última oportunidad del sector.
¡Vaya debate el que está recorriendo Europa con la energía nuclear! Dos posturas totalmente antagónicas. Por un lado, están los países que tienen el compromiso de eliminarla del sistema. Alemania ya lo ha hecho y España está en el camino con una hoja de ruta que la pondrá fin más o menos allá por el 2030. Por el contrario, también hay algunos que consideran que lo mejor es incrementarla. Ahí es Francia quien lleva la voz cantante. Pero, en realidad, no hay discusión sobre la ampliación de su vida útil. El futuro está claro y, como ha explicado Jorge Morales de Labra, en el programa En jake de EiTB, es tan solo la última oportunidad del sector para reactivar una tecnología que no da más de sí. Se desarrolló fundamentalmente en los años 80 del siglo pasado y desde entonces no ha habido avances ni novedades. No evoluciona.
Apostar hoy por la energía nuclear e invertir en nuevas centrales no tiene mucho sentido. Sobre todo, en el ámbito de la transición energética y para el logro de los objetivos de sostenibilidad que todos los países se han marcado.
Además, siempre que se habla de nucleares sí o nucleares no se echa de menos un análisis que es el económico. Todo porque la realidad es que no es una tecnología competitiva salvo en Francia. Allí se dan unas circunstancias de inversión diferentes a las del resto de países de la Unión Europea. La empresa que las gestiona y explota es pública y eso cambia bastante la cosa. Ya no es tan rentable ni ofrece mejores precios. Las renovables les han adelantado. Casi se podría decir que les han arrancado las pegatinas, como se dice en la Fórmula 1. Se han quedado muy atrás. Sencillamente porque son mucho más baratas. Además, apostar por las nucleares genera otro problema del que poco se habla. Retrasaría el desarrollo de, precisamente energías más sostenibles que ya han demostrado que son la mejor alternativa.
Hoy las nucleares aportan el 22% de la energía total que se consume en España y la gran duda es si pueden, pese a su antigüedad, funcionar más allá del límite previsto. El debate sobre la prórroga a las nucleares está servido.
Entonces, ¿por qué muchos siguen viéndola como la solución a la crisis energética y a los altos precios de la luz? ¿Es una cuestión de urgencia por las consecuencias de la guerra de Ucrania y las dificultades para obtener otros recursos energéticos? ¿Por qué? La respuesta es sencilla. Resulta muy tentador. Además, el poderoso lobby nuclear es muy poderoso y está realizando una gran campaña para vender sus bondades. La llevan haciendo desde hace mucho tiempo e, incluso, han conseguido que la Comisión Europea la considere verde. Hay que reconocerlo, tiene algunos puntos favorables, pero también muchas desventajas. Cierto que no emiten CO2 y es importante. También que producen una gran cantidad de electricidad para reducir un poco la dependencia energética. Ambas son verdad, pero lo que falta es que aclaren el coste y eso sin contar con la peligrosidad de los residuos radioactivos. No sale a cuenta.