Sin darle más vueltas, no hay sitio para las nucleares en el nuevo modelo energético. Digan lo que digan, la Tierra es esférica y está llena de energía verde para un futuro 100% renovable.
El futuro es 100% renovable. No hay duda. Ninguna. Ni si quiera ya genera apenas debate. Los datos están ahí y los argumentos de a quienes interesa permanecer anclados en el pasado se van agotando. Sí, para muchos, la Tierra podría seguir siendo plana durante otro par de milenios, pero la energía que allí se consumirá procederá del sol y del viento. Incluso, daría igual lo que hubiera dicho Pitágoras, Aristóteles o los cálculos de Eratóstenes. Por cierto, la única cuenta correcta es que con el sol que incide sobre la superficie de la provincia de Cuenca se podría abastecer de electricidad a todo el planeta. El mismo que algunos siguen viendo plano. No, ya nadie lo duda, pero si se habla de cuál es el camino para alcanzar ese futuro renovable, la cosa cambia. Esférica, sin duda, y llena de energía verde y limpia.
Tan solo basta una foto de la Tierra desde la Estación Espacial Internacional para recordarlo. Ahora es diferente. Con la energía no se dispone de varios siglos para confirmarlo. Por eso, hay que ir viendo desde ya el camino para lograrlo. Es decir, ver cuáles son las tecnologías que hay que ir desmantelando y abandonando poco a poco para que vayan siendo sustituidas por renovables. No hay tanto tiempo y ya le ha tocado decir adiós al carbón. Gran inicio, sin duda, pero de momento insuficiente. Tras esto, todas las miradas se han puesto en las nucleares. También sobran los motivos. No se puede esperar para empezar a ver las primeras aplicaciones de la fisión nuclear y de la fusión no hay más que hablar. Fukushima y Chernóbil están ahí para recordarlo. En cualquier caso, ambas tecnologías no deberían tener hueco en ningún país.
En el camino hacia el nuevo modelo energético hay que ir viendo que tecnologías que hay que ir desmantelando y abandonando poco a poco para que vayan siendo sustituidas por renovables.
Y menos en España, por sus especiales condiciones de sol y viento para producir electricidad. Otra cosa, tal y como ha explicado Jorge Morales en la Hora Verde, es que mañana mismo se puedan desconectar los 7 reactores nucleares que aún están en funcionamiento en España. La respuesta cambia. Evidentemente no es posible y más ahora que en los últimos días se ha anunciado el cierre de las centrales de carbón. Eso, sin contar que en los últimos años apenas se han puesto en funcionamiento otras nuevas que las sustituyan. Así, el exceso de capacidad del sistema eléctrico ha ido desapareciendo. El parque de generación se ha reducido tanto que en este contexto no es posible apagar las nucleares para siempre. Eso sí, aún hay tiempo para buscar soluciones, planificar y cerrarlas antes del 2030. Las renovables deben ir haciéndose con el hueco que van dejando estas tecnologías.
Espacio que debe ser renovable. No va a ser fácil. Demasiados intereses. El principal argumento para oponerse es que dicen que no se puede hablar técnicamente de sustitución. Las nucleares constituyen lo que se llama base del sistema. Es decir, una vez que entran en funcionamiento, lo hacen de forma continua, a máxima potencia durante unos 18 meses. Sin parar ni un solo minuto. Siempre activas. Por el contrario, las renovables dependen de los recursos primarios como el sol y el viento. Ese es su principal planteamiento de defensa, la seguridad de una producción constante. Hasta ahí todo correcto, pero tiene un error que no cuentan. Por interés, claro. El fallo es muy evidente y sencillo: la demanda de electricidad no es constante. Mañana, tarde y noche. Casi a cada hora las necesidades van cambiado y los reactores nucleares siempre producen la misma cantidad de energía. A tope.
Ni 100% renovable, ni tampoco 100% de cualquier otra tecnología. Deben complementarse y en Francia lo hacen gestionando la potencia de los reactores para adaptarse a la demanda. Demasiado caro
Tan incómodo sería estar a las 3 de la mañana poniendo la lavadora para aprovechar esa energía y darle tensión al sistema que depender exclusivamente de las condiciones meteorológicas. Lo suyo es que se complementen entre sí. Ni debe ser 100% renovable, ni tampoco 100% nuclear. No, ni aquí ni en ningún sitio. Pues en Francia han encontrado una solución. Cara, carísima, pero allá van… Allí, en el país nuclear por excelencia, las centrales si pueden gestionar potencia. No siempre generan al máximo. Se puede subir y bajar la producción en función de la demanda, desperdiciando una parte de la energía del Uranio. Difícil, por cuestiones económicas, decir que son el mejor complemento a las renovables. La Tierra hace siglos que ya no es plana, se pongan como se pongan. No es ningún secreto que ahí es donde son más eficaces las centrales rápidas de gas. Al menos de momento…
Hoy, en países como Estados Unidos ya es más barato complementar la producción renovable con baterías que con centrales de gas.
También contaminantes, por cierto. Por eso, ya se está trabajando en otras tecnologías que complementen a las renovables. La más evidente, las baterías. Almacenar energía cuando hay mucho sol o mucho viento y liberarla cuando falte. Pues a día de hoy, en países como Estados Unidos, donde aún se vive la fiebre del petróleo, es más barato utilizar la energía solar almacenada para el consumo nocturno que hacerlo quemando gas. Los argumentos se acaban y eso sin contar con los costes de las nucleares. Mientras la energía solar los ha reducido en los últimos años en un 80%, la nuclear no deja de incrementarlos. Eso sin contar que no paga todos los costes que están asociados a su actividad. Es hora también de decirla adiós. Ni es tan económica ni aporta nada a las renovables. La Tierra es esférica, sin duda, y llena de energía verde y limpia.