Baja el IVA y todo el mundo lo habla, aunque hay más… También otros se han visto rebajados, pero se ha comentado menos. Esto es lo que ha pasado con el resto de los impuestos de la luz.
Del 21% al 5% en un año. Solo de forma temporal y mientras el precio del kWh se mantenga por encima de los 45 euros. Mucho se ha hablado de la rebaja del IVA, pero no es el único impuesto de la electricidad. Hay más… En concreto, hay dos que afectan a las facturas de forma directa y otro que lo hace indirectamente. Por un lado, está el ya mencionado sobre el Valor Añadido y, por el otro, el Especial de Electricidad. Por cierto, este último también ha bajado en el último año, aunque no se ha mencionado tanto. Del 5,13% al 0,5%. Menos ya no se puede y tiene una importancia mayor. Afecta a todos los consumidores por igual. Mientras el IVA fijaba el límite en los domésticos con una potencia de 15kWh y excluía a empresas y a autónomos…, aquí no hay restricción ni nada parecido.
Luego, como ha recordado Jorge Morales de Labra en La linterna de cadena COPE, hay un tercer impuesto que afecta a la electricidad. No se ve expresamente en la factura, pero está ahí. En principio no debería afectar a los usuarios y, sin embargo, lo hace y tiene gran importancia. Más de lo que se puede pensar porque, aunque se cobra exclusivamente a las eléctricas sobre sus ingresos de generación, al final se acaba pagando en los recibos. Es del 7% y al final lo que hacen las compañías es repercutirlo en el precio del mercado mayorista como si fuera un coste más de producción… Es decir, que si les cuesta producir el MWh a 100 euros van y lo suben directamente a 107 cuando ofertan en la subasta. Por eso, este impuesto se suspendió ya el año pasado y lo normal es que se prorrogue algunos meses más.
Tras la nueva rebaja del IVA y el mantenimiento de los descuentos aplicados en otros impuestos, la carga fiscal directa de la electricidad ha pasado del 26,13% al 5,5% en menos de un año.
Eso sí, además, en la factura hay otros conceptos que en ocasiones son considerados también impuestos cuando en realidad no lo son. Los llamados costes fijos o regulados. Sí, los famosos peajes y cargos que tampoco hay que confundir con el alquiler de contadores o la potencia contratada. Nunca deben ser entendidos como un tributo y, por este motivo, no se pueden tocar ni rebajar… El precio es igual para todos. Lo mejor es que están fijados en el BOE. Es decir, que las compañías no pueden cobrar lo que quieran. Por ejemplo, aquí se incluyen los peajes. Muy parecidos a los de las autopistas. En definitiva, es lo que se paga por el uso de las redes eléctricas. La electricidad no tiene gastos de envío gratis. No solo hay que producirla sino también transportarla hasta todos los hogares, empresas e industrias. Pues este servicio en España está regulado.
De lo contrario todas las ciudades y pueblos estarían llenos de cables por todas partes. Por eso, solo hay un cable de una compañía por cada zona geográfica. Todas cobran lo mismo. Al final, el coste de las redes es de 7.000 millones de euros anuales y hay que repartirlo entre los consumidores. No acaba ahí la cosa… después vienen los cargos que son una serie de costes que se han ido metiendo en la factura de la luz a lo largo del tiempo. Desde las primas a las renovables hasta el déficit de tarifa pasando por la compensación a las islas para que paguen lo mismo en los recibos que en la península. Hay muchos más, porque ahí cabe un poco de todo. Así, también hay que saber que se han rebajado sustancialmente el pasado mes de marzo. Apenas queda ya margen de maniobra para abaratar los recibos.