Con el cambio del PVPC la tarifa oficial más parecida al modelo europeo. Esencialmente fija para garantizar mayor estabilidad en el precio a cambio de pagar un poco más en el recibo de la luz, pero no se producirá de un día para otro.
Será algo progresivo. Importante porque hasta ahora 1 de cada 3 consumidores en España tenía la tarifa oficial. El llamado PVPC, que desde el año 2013 viene siendo 100% variable. Depende directamente del mercado mayorista diario y eso puede hacer que el precio tenga una gran variabilidad. No solo de un día para otro sino también entre las diferentes horas del día debido a infinidad de factores como puede ser la guerra de Ucrania o la aportación de renovables. Pues este modelo tiene las horas contadas… El Consejo de ministros acaba de aprobar un nuevo modo de calcularla y que próximamente incorporará una parte fija. Además, este nuevo componente estable irá teniendo cada vez un mayor peso en la configuración final. El próximo año será un 25% del total y en 2025 aumentará hasta el 40% para llegar finalmente a suponer un 55%.
Más de la mitad. Así, será más fija que variable y no da igual este porcentaje. Tiene muchas implicaciones. Está claro. Por un lado, se gana y mucho en estabilidad. Disminuye la volatilidad en las facturas, pero por el otro se pierde en precio. A la larga las tarifas fijas son siempre más caras. De hecho, en los 10 años que lleva funcionando, el actual modelo del PVPC, totalmente dependiente del mercado mayorista, ha sido más barata en 9. Con el cambio se vuelve un poco a la situación anterior. Desde 2009 a 2013 la tarifa oficial ya era 100% fija, pero hubo que cambiarla. El Gobierno de turno tuvo que intervenir una subasta en la que se fijaba el precio para los meses siguientes por serias sospechas de manipulación por las eléctricas. El problema de fijar el precio a largo plazo es cuando se establece el índice de referencia.
Fácil que se produzcan engaños. Si se sabe que un día concreto se va a comprar toda la energía del país para los próximos meses… Todas las compañías productoras van a estar esperando para venderla lo más cara que se pueda. Y eso mismo es lo que ha sucedido en el pasado. No llegó a funcionar y por eso se cambió a un modelo a la variable. Sin embargo, lo que se va a hacer ahora es un poco diferente. Se va a ir introduciendo, poco a poco, una parte de tarifa fija. Hay más… porque en lugar de celebrar una única subasta trimestral como antes, se establecerá con una mezcla compleja de productos. Es decir, será híbrida. La conclusión es sencilla. Más o menos el consumidor va a saber de antemano lo que va a pagar. No del todo, pero casi.
El inconveniente es que ese importe será mayor que el que cuesta ahora. Salvo que se produzca una crisis similar a la ocurrida tras la invasión de Ucrania se pagará más a cambio de tener más estabilidad en el recibo.
Por eso, muchas son las personas que no entienden el cambio, pero hay que saber que no hay otra alternativa. Es una obligación de Bruselas. Exigencia de la Comisión Europea para permitir la ampliación de la excepción ibérica hasta diciembre porque lo que sucede en España con el precio de la luz no pasa en ningún otro lugar del continente. Por este motivo, la inflación se dejó sentir antes en España. Todo porque el incremento se trasladó casi de forma inmediata a los consumidores. Mientras lo normal en otros países es que las tarifas sean fijas. Es el modelo más extendido en Europa. Allí, tardaron mucho más en notar la subida. Además, es la causa de que en estos momentos la tengan más alta. Las bajadas también llegan con retraso. Actualizan las tarifas cada 6 meses. Eso sí, las variables como la Cristalina de Próxima Energía no desaparecen.