Ya hace unos meses se propuso y la compra conjunta de gas fue rechazada. Ahora vuelve a estar sobre la mesa, pero antes de tomar ninguna decisión hay que definir cómo, cuánto, el modo en el que se reparte y a qué precio…
Por primera vez en Europa hay acuerdo. Lo más curioso y novedoso es que también Alemania y Holanda se han sumado. No les gusta nada la intervención de los mercados, pero han decidido apoyar la compra conjunta de gas. Aún habrá que esperar un poco para saber más. La semana que viene se conocerán más detalles. Tal es la urgencia que no se puede esperar más y en unos días se presentará con más concreción cómo lo van a hacer. También si finalmente se va a topar el precio del gas. La Unión Europea ha puesto un montón de sanciones a Rusia, pero con el gas no ha hecho nada todavía. No se pretende cortar el gas ruso, pero sí ponerle un límite de precio. Al que llega de otros países como Noruega o Estados Unidos, en principio, no le afectaría.
Así, la compra conjunta podría traer un montón de consecuencias. Es algo nuevo. Un territorio totalmente inexplorado en la Unión Europea, que como ha anticipado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, lo más probable es que acabe llevando a restricciones de suministro en todo el continente. Sencillo, porque cuando Bruselas interviene un mercado con medidas de esta relevancia lo que ocurre es que fija los precios. Ya no habrá diferencias entre los países ni transitará entre los estados de forma natural. Será la propia Comisión Europea quien determine cuál es la cuota o la cantidad que le corresponde a cada miembro. Por otro lado, también hay que decir que este invierno no se prevé que haya restricciones o cortes de gas. En principio lo habrá para todos, pero el problema vendrá después.
Si se habla del gas de Rusia, o de cualquier otro país, no hay que dejar espacio a la improvisación. Hay mucho en juego… Por eso, antes de ponerlo en marcha se debe pensar muy bien en todas las implicaciones de la compra conjunta.
Almacenes hasta los topes. Las reservas en toda Europa están por encima del 90%, pero cuando se vacíen tras los meses más fríos del año habrá que llenarlos de nuevo. Será en primavera. Allá por el mes de marzo y eso puede ser el caos con todos los países pujando al alza por el gas. Por eso, lo que ahora dice Alemania es que hay que poner un poco de orden, que de eso saben un rato, y que sea la Comisión Europea quien lo haga. Es decir, que sea quien decida cuánto se va a comprar y cómo se va a repartir. De ahí la importancia de cumplir con los objetivos de ahorro que han establecido y con los planes de contingencia de cada país. Por ejemplo, las medidas propuestas en España de momento son voluntarias. Más bien solo recomendaciones, pero se podrían convertir en obligaciones.
La compra conjunta de energía ya sea de gas o de cualquier otra materia prima, conllevaría que el ahorro fuera de obligado cumplimiento por todos los países. Así lo establecería la Comisión Europea para determinar el reparto. Bruselas lo compraría, lo almacenaría y lo distribuiría, pero también deben decidir a qué precio. En caso contrario nada de esto serviría para mucho. También al que luego se les vendería a los consumidores. Si resulta que Europa adquiere el gas barato y luego las compañías ponen el precio que más les conviene, la cosa no funcionaria. Sea como sea, lo que supone la iniciativa es una intervención sin precedentes en un sector básico y estratégico para toda la Unión Europea.