En plena crisis energética, con los precios de la electricidad y el gas todavía por las nubes, y sumado a la inflación y pérdida de poder adquisitivo se ha detectado un incremento de los sistemas de calefacción de combustión, pero tienen sus riesgos.
Todos los años pasa lo mismo. Siempre hay alguna tragedia y a los informativos llegan noticias de intoxicaciones por la mala combustión de determinados sistemas de calefacción. Lo normal y más frecuente es que sean braseros, pero también puede ser algún tipo de chimenea, estufas de gas o calderas de las antiguas. Intoxicaciones por monóxido de carbono y ese es uno de los riesgos que tienen. Invisible e inoloro. No se ve ni tampoco se nota y se produce porque parte del combustible no reacciona de forma correcta precisamente por falta de oxígeno.
Según datos de la OMS más de 4 millones de personas mueren al año de forma prematura por la mala calidad del aire y no solo se refiere a la contaminación atmosférica provocada por coches y fábricas. También tiene que ver con la calefacción.
Tres recomendaciones para el uso de sistemas de calefacción combustibles
Por este motivo, la primera recomendación si no queda más remedio que utilizarlos, como no podía ser de otra manera, está relacionada con la (1.) ventilación. Absolutamente fundamental airear las estancias en las que haya algún elemento en combustión, sea del tipo que sea, porque con el frío la tendencia suele ser la contraria. A cerrarlo todo a cal y canto y eso tiene su riesgo. Hay que revisar bien las rejillas y no vale taparlas por mucho aire que entre. No puede ser. Están ahí por este y otros motivos. Es decir, evitar la acumulación del monóxido de carbono y, por tanto, sustos. Eso en el caso de que existan… si no hay que renovar el aire periódicamente en el lugar donde estén funcionando estos sistemas de calefacción.
Muchas de las muertes que cada año se producen por la mala calidad del aire tienen lugar en países poco desarrollados en los que en los interiores de las viviendas se siguen utilizando sistemas de calefacción que generan combustiones incompletas.
Hay más consejos… (2.) no taparlas nunca, bajo ningún concepto. Y es que hay muchas familias que siguen poniendo el brasero debajo de una mesa y luego la cubren con un mantel o tela. No es algo tan antiguo. Es algo que aún se puede ver en casa de muchas abuelas. Pies calentitos, pero mayores riesgos. Deben estar siempre a la vista. Además, de este modo no solo se evita esta combustión incompleta. También se reduce la probabilidad de que los tejidos se puedan prender de forma accidental y provocar un incendio. Por fortuna, los modelos que se venden en la actualidad son eléctricos y no hay tanto peligro. Ventilación, no cubrirlo y en último lugar, por evidente que parezca, (3.) no dejarlos encendidos mientras se duerme. Hasta ahí todo lógico, pero hay una forma de detectarlo.
La señal de alarma de que algo no va bien en la combustión
También puede pasar con las calderas y calentadores o incluso en las cocinas de gas, pero hay un truco para saber si algo no marcha bien con la combustión. La señal de alarma a la que hay que prestar atención si se sabe mirar bien. Con la leña, los pellets o el carbón son más difíciles de detectar, pero aquí va… Solo hay que fijarse en la llama. Debe ser siempre azul. De modo que, si se ven amarillas, anaranjadas o peor aún de varios colores a la vez, es que se está produciendo una combustión incompleta y el problema es que el monóxido de carbono es difícil de percibir. Lo normal cuando se respira es sentir mareo, náuseas y puede acabar en tragedia en muy poco tiempo. Por eso, hay que tener cuidado en los hogares con este tipo calefacciones.
