Calentar las casas este año va a ser más caro que nunca, pero hay grandes diferencias entre los sistemas de calefacción más habituales. Desde algo menos de 600 euros si se tiene tarifa TUR o bomba de calor hasta más de 2.200 con otras tecnologías eléctricas.
No debería pillar ya por sorpresa a nadie. Es algo que se ha dicho por activa y por pasiva, porque conviene estar preparados. Afortunadamente hay alternativas, pero la clave va a estar en el sistema de calefacción que se utilice. La buena noticia es que en algunos hogares se tiene más de uno. Sin embargo, lo mejor es tener en cuenta el precio de todos y cada uno de ellos para no acabar pagando de más a fin de mes. Lo más normal en España es utilizar gas para calentar las casas. Sube, pero no tanto como se esperaba. Los 500 euros del año pasado se convertirán en 588. Eso sí, hay que tener en cuenta que solo para los que tengan la tarifa regulada. 20% de incremento con la TUR que se podría multiplicar por tres con otras opciones del mercado libre.
Con el gasóleo ha sucedido más de lo mismo. La cosa se ha desmadrado. Igual que cuando se va a cualquier gasolinera a llenar el depósito. Eso sí, con una diferencia. El de calefacción tiene bastantes menos impuestos que el de automoción, pero no goza con la ya famosa subvención de los 20 céntimos del resto de combustibles. Aun con todo, al final el precio se ha prácticamente duplicado respecto al pasado invierno. Multiplicado por dos y eso hará que la factura total de la calefacción para todas las personas que la utilicen vaya a pasar de 660 euros en 2021 a más de 1.300. Por tanto, la diferencia en este caso es notable.
Importantes diferencias dependiendo del combustible o tipo de calefacción. De los 588 euros del gas con la tarifa TUR y los 600 de las bombas de calor hasta los 2.200 de otras tecnologías eléctricas. El gasóleo tampoco queda atrás, 1.300 euros y subiendo.
Luego ya viene todo lo que sea eléctrico, salvo las bombas de calor, que merecen una más detallada explicación. Todo lo que utilice electricidad para generar calor como los radiadores de aceite de toda la vida; los que se ponen en los baños al salir de la ducha; o los infrarrojos… ya batieron todos los récords hace menos de 12 meses. Ahora la luz está bajando. Mucho. Octubre ha sido el primer mes en mucho tiempo que ha sido más barato que el del año anterior. Importante por el efecto que tiene sobre la inflación. Sí, todo este año ha sido de infarto con las facturas, los próximos meses lo serán un poco menos, pero tampoco lo suficiente. El coste por utilizarlos fue de más de 2.200 euros para toda la temporada de calefacción. En 2022 tan solo se reducirá un 25% hasta los 1.700, que sigue siendo una barbaridad.
Por eso, la primera gran recomendación de Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, es no utilizarlos nunca a no ser que no haya más remedio. Tan solo en momentos muy puntuales, pero no como principal fuente de calefacción. No tiene sentido incluso habiendo bajado el precio de la luz. Lo de las bombas de calor es muy diferente. También funcionan con electricidad, pero son mucho más eficientes. El coste ronda los 600 euros para todo el invierno y el ahorro frente a otros sistemas eléctricos es enorme. De hecho, la cifra está más cerca del gas natural (con la tarifa TUR) que de cualquier otra tecnología. Parecidas en cuanto al precio y eso es una ventaja porque normalmente ambas tecnologías suelen convivir en gran parte de los hogares. Sin embargo, no se llega a utilizar…
La mayoría de las personas la consideran cara cuando, en realidad, no es así. Es decir, que si por ejemplo alguien tiene una tarifa de gas en el mercado libre o calefacción comunitaria, que este año también es más cara… le sale a cuenta y más rentable utilizar la bomba de calor. Por tanto, si hay que elegir en estos momentos las alternativas están muy claras. Lo más barato de todo es la tarifa TUR. Ahora mismo, con la limitación en las subidas, no tiene rival. Tan solo se le acerca un poco la bomba de calor y, aun así, hay que estar pendientes de la evolución del precio de la luz. Después ya viene el gasóleo y, por último, lo más caro de todo suele ser cualquier otra tecnología que utilice electricidad. Ese es el orden que habría que tener en cuenta, pero sabiendo que todo puede cambiar.