No es ningún secreto. Por las paredes mal aisladas se puede escapar más dl 25% del calor de una vivienda. También por las ventanas y el tejado, que soportan choques térmicos extremos o por el suelo un 7%. Fundamental mejorar el aislamiento.
Literalmente tirar la casa por la ventana y la clave está en el aislamiento. Más tercera parte del consumo energético total en el mundo se va en climatización y, por tanto, es el responsable de la misma proporción de emisiones de CO2. Lo malo es que una buena parte se pierde y no sirve para nada. Desaparece directamente por debajo de la puerta, por las rendijas o la caja de la persiana. Todo un despilfarro y hay datos que lo confirman. En España hay más de 26,5 millones de viviendas, pero el problema es que más de la mitad se construyeron antes de 1980. Esta fecha es clave porque solo a partir de entonces se tuvo que empezar a cumplir con normativas específicas de construcción que lo regulan y ahí es donde empiezan los problemas.
Según el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el parque inmobiliario es el responsable de algo más de un tercio de las emisiones de CO2 de España y se podría reducir scon los mejorar el aislamiento.
Esto lógicamente provoca que las viviendas más antiguas, aquellas que están en el centro de las ciudades son las que están peor aisladas. Y, por tanto, las que consumen más energía a lo largo del año. Tanto en invierno con la calefacción como en verano si se usa el aire acondicionado. No es por casualidad, aunque hay otros factores como el clima o la orientación que lo determinan. Sin embargo, siempre se puede hacer algo para mejorarlo. Más ahorro y mayor confort, pero ¿cuál sería la prioridad en el caso de poder invertir en aislamiento? Lo más efectivo, y por donde se pierde más temperatura, es siempre por los muros, puertas y ventanas.
Por eso, la primera opción debería ser siempre el aislamiento interior. La dificultad para hacerlo reside en que requiere de importantes recursos económicos. También que supone realizar una obra que, aunque no es muy compleja, es aparatosa y reduce ligeramente el espacio habitable de la vivienda. Eso sí, aumenta sustancialmente el confort. Además, es fundamental el cambio de las ventanas. Algo que sí que se suele realizar con más frecuencia. No todos los años, pero sí cada 10 o 15. Tanto es así que suele haber subvenciones de las Comunidades Autónomas para hacerlo. Así, si se opta por esta segunda opción es fundamental que sea de doble acristalamiento con cámara de aire en medio y vidrios bajo emisivos. En cualquier caso, si uno no se plantea hacer ningún tipo de obra en casa hay otras pequeñas soluciones mucho más baratas.
En España, Más del 81% de los edificios existentes se sitúa en las letras E, F o G, en términos de emisiones CO2 y ese porcentaje aumenta hasta el 84,5% de las viviendas si de lo que se habla es de consumo energético.
Los burletes, que se pueden encontrar en cualquier ferretería por menos de 10 euros, son la opción perfecta. Cintas de caucho adhesivas para sellar cualquier grieta o pequeña rendija por la que se cuele el aire, el frío en invierno o el calor en verano. Muy económico y efectivo. Solo hay que adherirlas a los bordes de las ventanas, a los marcos de las puertas, especialmente a las que dan directamente a la calle o al rellano de la escalera, y a las cajas de las persianas. Solo así se puede evitar que se pierda la climatización y se reduzca el recibo. Este es el motivo y la explicación al misterio de por qué hay habitaciones en las que hace más frío, aunque también influya la orientación. A veces la solución más sencilla es la más efectiva. Pegar y listo.