Baja por tercera revisión consecutiva para convertirse en una de las fuentes de energía más baratas, pero a pesar de la ventaja económica… Estas son las razones por las que no es tan buena idea pasarse al butano.
Desde siempre el butano ha estado asociado erróneamente a las personas con menor poder adquisitivo. No es del todo cierto, aunque es verdad que sigue estando presente como sistema de calefacción. También de agua caliente o para cocinar en muchos lugares a los que no llega el suministro de gas natural. Además, suele ser mucho más económico que utilizar gasóleo, por ejemplo. Eso sí, esto no quiere decir ni es recomendable que quien no lo tenga se lo ponga ahora por esta ventaja económica. Baja el precio de la bombona de butano hasta los 18,58 euros y eso son buenas noticias para los consumidores. Ahora es más barato que otras fuentes de energía, pero, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1 de TVE, hacer el cambio sería en estos momentos sería una auténtica barbaridad.
Por muy barato que sea ahora… Lo ideal es abandonar los combustibles fósiles cuanto antes. No hay ni un minuto que perder porque está en juego la vida en el planeta tal y como se conoce en la actualidad. Además, es otra de las cosas que todo el mundo debería haber aprendido de la crisis energética. De lo que hay que depender cada vez más en el camino hacia la transición energética es de las renovables. Limpias, verdes, sostenibles… y por eso no se debe recomendar nunca el cambio a fuentes de energía que generen emisiones de CO2 por muy bajas que sean. Ni petróleo ni, por supuesto, gas sea del tipo que sea. Eso por un lado porque por el otro poco pueden hacer para ahorrar las personas que aún lo utilizan.
Materia prima, tipo de cambio, cotizaciones internacionales, impuestos… baja el precio del butano por segunda vez consecutiva, pero a la hora de calcularlo no se presta suficiente atención a los costes de distribución.
De hecho, la única ventaja que tiene es que el precio está bajando. Está regulado por el Gobierno y se revisa cada 2 meses. En total, 6 veces al año y desde el máximo que alcanzó el pasado mes de junio, poco a poco, se ha ido librando de la carga de las subidas anteriores. En cualquier caso, hay que seguir observado cómo marcha la evolución de su precio, aunque todo parece indicar que seguirá descendiendo. Además, es muy difícil de predecir el modo en el que va a evolucionar en un futuro próximo. La incertidumbre que genera el propio transcurso de la guerra en Ucrania condiciona a todos los mercados energéticos y, en especial, al gas. También a la electricidad que en seguida se contagia de la situación.
En este sentido, tras los últimos acontecimientos que han tenido lugar en Polonia, están relativamente tranquilos. Estables. No bajan, pero tampoco es que se hayan disparado como en otras ocasiones. Y eso que en esta materia prima es donde se encuentra el epicentro de toda la crisis energética que se está viviendo. No hay que olvidarlo. Por eso, desde entonces solo ha subido un 20%. Mucho, aunque ya queda muy lejos de los más de 200 euros/MWh que se llegaron a pagar a finales de agosto. Tranquilidad y estabilidad como nota general también en el petróleo y en la electricidad. La luz seguirá bajando en diciembre como ya lo ha hecho en octubre y en noviembre. Todo apunta a que la tendencia se mantendrá por lo menos hasta 2023.