Como se suele decir para avanzar a veces hay que retroceder un poco… Por eso, que se esté pensando en prolongar unos meses el funcionamiento de las nucleares en Alemania no debe ser considerado como un paso atrás.
España lo ha notado. Francia tiene un gran problema con las nucleares. En estos momentos tiene el 50% de sus centrales paradas. No producen ni un solo MWh de electricidad y ahora en lugar de exportar electricidad como siempre ha hecho, la importa y en grandes cantidades. Además, lo hace desde aquí porque con la excepción ibérica le sale mucho más barata. En este contexto de crisis energética es Alemania la que aparentemente se está planteando alargar la vida útil de las suyas. Lo que sea con tal de minimizar el impacto de un posible corte de gas de Rusia en su economía. En cualquier caso, tampoco es que sea la solución definitiva a sus grandes problemas con la energía porque, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1, tampoco se trata de prolongar su vida útil técnicamente de forma indefinida.
Tan solo se plantean extender el funcionamiento unos meses más. El cierre total es algo que ya tienen decidido. Es decir, Alemania iba a clausurar dos de las centrales nucleares que aún tienen en funcionamiento este mismo invierno y lo que han propuesto es dejar tal y como están un poco más de tiempo hasta que encuentren otras soluciones. No es una operación a largo plazo ni mucho menos, aunque ciertas voces del propio sector nuclear lo consideren como una gran victoria. Llegan a afirmar que esta tecnología ha vuelto a este país para quedarse, pero no se trata de eso. La cuestión tiene un matiz diferente. No puede ser considerado como un paso atrás. Es distinto que, en una situación especialmente tensa en los mercados energéticos, en vez de cerrarse en diciembre lo alarguen hasta la primavera o un poco más. Aun así…
Más temprano que tarde acabarán cerrando. La decisión de la clausura y cierre definitivo ya está tomada. Una pausa en el camino. Más que nada porque la energía nuclear en estos momentos es la más cara de todas. Sí, como suena. Por ejemplo, la nueva central que se está construyendo en Reino Unido ha necesitado para iniciar las obras de un precio garantizado de 100 euros/MWh. Por el contrario, las renovables, sea cual sea la tecnología, lo hacen por debajo de los 50. Eso sí, mucho menos que el gas, pero salen mucho mejor las cuentas con otras fuentes como solar o eólica. El problema es claramente económico y eso sin tener en cuenta el almacenamiento de los residuos radioactivos a largo plazo. Por eso, trasladar este debate a España no tiene sentido. En realidad, aquí no hay ninguna compañía interesada y dispuesta a invertir en nucleares.