Aunque suenen a ciencia ficción de una galaxia muy lejana estas son solo algunas de las nuevas profesiones que están llegando con la transición energética: almacenadores de energía, gestores de la demanda, simuladores informáticos, integradores de tecnologías, diseñadores de soluciones energéticas y, por supuesto, instaladores, más formados y especializados.
Y así, ¡hasta 25 millones de puestos de trabajo en todo el mundo! Eso solo de aquí al año 2050. Nada más y nada menos. Lo dice IRENA, la Asociación Internacional de Energías Renovables y también el plan presentado por el Gobierno hace apenas un mes. De hecho, se estima que solo España en la próxima década generará ¡más de 300.000 netos! Sí, el mundo de la energía está viviendo una auténtica revolución y las renovables lideran la transformación del modelo energético. Necesidad para el planeta y oportunidad para la economía, que no es poca cosa. Empleos cualificados, estables y de calidad, con un importante componente tecnológico y de sostenibilidad. De futuro. Justificación más que suficiente para realizar la apuesta. Y es que ya mismo hay necesidades en profesiones que se podrían considerar más o menos convencionales, pero que añaden más y nuevas particularidades que las hacen novedosas.
Sí, gran parte de esos 300.000 empleos no se van a producir en grandes proyectos de ingeniería. Más bien estarán relacionadas con la instalación y mantenimiento de las instalaciones. También muy importante. Se necesitan más y mejores (1.) instaladores. Muchos. Más completos. Cualificados y con conocimientos mixtos. Está cambiando el perfil. Especialistas en electricidad, por supuesto, pero también de electrónica. Ya no se trata solo de paneles, cables y circuitos, además hay otros elementos más sofisticados como, por ejemplo, baterías. Más complejidad para ver cómo se conecta, si solo apoya a la generación o si almacena excedentes, si ofrece servicios de cobertura de fallos o si, además, puede trabajar de forma autónoma en caso de falta de suministro… Demasiadas posibilidades. Tantas que todos estos detalles hacen que, a partir de ahora, la figura del instalador sea de todo menos convencional.
Ya hay un gran déficit de instaladores formados que reúnan la capacidad clásica de instalación, más la del manejo de complejos aparatos electrónicos y que, además, conozcan los tejados.
Esto por un lado… Después van a ir apareciendo figuras mucho más novedosas en el sector como (2.) almacenadores de energía y (3.) gestores de la demanda. Nuevas a estrenar porque han aparecido por primera vez en la legislación hace apenas unas semanas con la aprobación del anteproyecto de ley de Transición Energética. Aún falta por pulir muchos detalles, pero incluso están apareciendo soluciones basadas en Blockchain. Sí, para garantizar que todos los miembros de un colectivo que invierten en una planta de generación reciban la misma cantidad de energía. Genera confianza. #Energysharing en tiempo real. Bien, pues todo esto requiere gestión. Que detrás haya una aplicación capaz no solo de mantener esos intercambios y también de liquidarlos y colocar los excedentes en los mercados mayoristas. Casi nada. Infinitas posibilidades para toda una nueva generación de empleos que aún están por aparecer.
Tampoco hay que olvidar las simulaciones informáticas. De todo tipo. Desde las de viento, fundamentales, a la hora de diseñar un parque eólico hasta otras con aplicaciones más cercanas. Están a la orden del día y su importancia es cada vez mayor. Sin ir más lejos, en Próxima Energía se utilizan casi a diario. Muy precisas para alcanzar la máxima rentabilidad de las instalaciones fotovoltaicas. A la hora de planificarlas no solo hay que tener en cuenta la cantidad de sol o la orientación del tejado. Además, hay que tener muy claro el horario en el que se va a realizar el consumo eléctrico y el precio de la luz a cada hora. Imprescindible, son muchas las variables. Todo influye y la simulación es vital. Pues bien, todos estos trabajos vinculados con desarrollos informáticos y algoritmos, ahora prácticamente no existen y serán fundamentales. Llegan los (4.) diseñadores de soluciones energéticas.
Y por si todo esto fuera poco, aún hay más. Todavía falta la integración. Cada vez hay más personas que lo que buscan es una solución a la medida de sus necesidades. No quieren un panel solar ni una tecnología concreta de refrigeración. Llegan con sus facturas en la mano y solo persiguen ahorro. 70 euros de electricidad, 200 de gasolina al mes e, incluso, más de 600 de gas de toda la temporada de calefacción… Suma y sigue. Además, también buscan sostenibilidad en su día a día. Reducir su huella de carbono y no es misión imposible. Para conseguirlo es donde aparece la figura del (5.) integrador que conjuga disciplinas muy diferentes. Desde climatización hasta movilidad pasando por electricidad general, tarifas eléctricas y, por supuesto, de energía solar fotovoltaica. Todo con el objetivo de encontrar soluciones a medida mediante la combinación de las tecnologías disponibles. Apasionante futuro aguarda.