La luz es igual para todos, pero cerca de 16 millones han decidido pagar más por lo mismo en el recibo de la luz con tarifa a precio fijo mientras que las más económicas son las variables.
Impensable que algo así pueda suceder en los puestos de un mercado. Entre frutas, verduras, carnes y pescados nadie decide pagar más por los mismos pimientos o manzanas. Lo saben bien los tenderos que repiten a voces hasta la saciedad sus mejores ofertas o las escriben con letras bien grandes para que no pasen inadvertidas. Marketing más directo imposible y en el que el mejor precio es el auténtico rey. Sencillo y sin complicarse con teorías económicas como la ley de la oferta y la demanda. Eso siempre que se den las mismas condiciones de origen o calidad, por supuesto. Pues, con la luz pasa lo contrario. La que sale del enchufe es exactamente la misma para todos y aun así la mayoría de las personas ha elegido pagar más por lo mismo. Hasta un 30% más. Sí, plátanos de Canarias al precio de bananas o gallos al de lenguados.
No es lo mismo. Claro que no. Y su importancia es cada vez mayor en la medida en que el consumo de las familias ha aumentado. Todo, al mismo tiempo que la demanda en general ha bajado y, por tanto, debería provocar un descenso en el precio de la luz. Aquí es donde lo de la oferta y la demanda podría tener más sentido. Estas pensando en cambiar a una tarifa de luz variable, tenemos la mejor del mercado.Lo tiene en casi todos los sectores y en los mercados de abastos lo saben bien. En todos menos en el de la electricidad porque depende exclusivamente de la tarifa contratada. Pues bien, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Gente despierta de RNE, las hay de dos tipos. Las de precio fijo, en las que todo cuesta siempre igual independientemente de si es temporada de naranjas o de fresas. Lo más parecido al todo un euro de la electricidad, aunque tiene sus reglas.
En los últimos meses los clientes acogidos a tarifas variables, a pesar de haber aumentado su consumo más del 5%, han visto como su factura de luz se ha reducido en más del 13%.
No es oro todo lo que reluce e, incluso, los buffet libres ganan dinero con sus tarifas planas, pero esa es ya otra historia. Lo peor de lo peor y al final lo más caro. Por suerte, luego están las tarifas variables que dependen normalmente del precio de los mercados mayoristas. El Mercamadrid de la electricidad. Así, al igual que en la pescadería prácticamente cambian a diario las etiquetas de los productos, lo mismo sucede con la luz. Eso sí, las variaciones son más rápidas. Cambian casi a cada hora para ajustarlos a la demanda en tiempo real. Así, la diferencia entre estas dos grandes modalidades tarifarias es conocer con antelación el precio al que van a cobrar cada kWh que se va a consumir y lo raro es saber el coste de las chuletillas antes de entrar a la carnicería. Suele haber pequeñas variaciones que dependen de varios factores.
Entre ellos de los meteorológicos. Con un precio fijo, a pesar de las falsas ofertas es imposible beneficiarse de los precios de temporada. Viento, sol y lluvia influyen en la agricultura y también en lo que cuesta la luz. Aún así, por desgracia, más de 16 millones consumidores prefieren no tener esa incertidumbre, aunque la tarifa más barata es justo la variable. Y esto no lo dice cualquier persona sino la Comisión Nacional de Mercados y Competencia. La razón es muy sencilla, las compañías eléctricas que ofrecen tarifas estables lo que hacen es, para asegurar sus beneficios, incrementar el precio con un seguro. Se cubren para que pase lo que pase siempre ganen. Y es esa prima de riesgo la que hace que las tarifas a precio fijo sean hasta un 30% más caras. Casi 1/3 del total de la factura. El coste de eliminar la incertidumbre es demasiado alto.
Por el contrario, los clientes que cuentan con tarifas a precio fijo ven como su recibo de la luz se sigue incrementando mes a mes al no poder beneficiarse de los bajos precios del mercado.
Solo así se puede entender que la mayoría los clientes acogidos a tarifas variables, la oficial y otras similares como la Cristalina de Próxima Energía, han visto bajar el recibo de la luz en cerca de un 13% en los últimos meses. Todo a pesar de haber incrementado su consumo entre el 5% y el 10%. Más electricidad a menor precio. Mientras que los que tienen tarifas fijas no lo han visto más que aumentar. Más tiempo en casa y más consumo. Por tanto, también aumenta el número de vueltas que da el contador. Siempre al mismo precio y sin poder beneficiarse de los bajos precios provocados por el descenso de la demanda industrial en los mercados mayoristas. Lo que está claro es que lo que nunca se podrá encontrar en ningún mercado son duros a cuatro pesetas. Nunca, por muy buenas ofertas que parezcan.